
Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Mateo 7, 15-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuidado con los falsos profetas. Se acercan a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos?
Todo árbol bueno da frutos buenos y el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede producir frutos buenos. Todo árbol que no produce frutos buenos es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los conocerán”.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia……..
Señor Jesús, hoy nos das la clave para identificar a los lobos vestidos de oveja, ayúdame a estar atento y no dejarme seducir por sus mentiras y desenmascararlos para que nadie de los que me has confiado se pierda. Amen.
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «"Tus preceptos son una maravilla, por eso los observo"» Amén
Padre Nuestro, que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu Reino,
hágase tu Voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
así como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén
Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.
Lectura Espiritual
Este fragmento forma parte de la secuencia conclusiva del "sermón del monte" y contiene una renovada invitación a los discípulos para que vivan en santidad, en justicia, con una gran coherencia entre las palabras y las obras, expresadas a través de la imagen de los "frutos" (término que se repite siete veces).
El compromiso de conversión ha de ser, por tanto, custodiado y renovado continuamente, si queremos de verdad que Dios entre poderosamente en nuestra vida como luz y fuego, y vuelva cada vez más sólido nuestro vínculo de amor con él. De otro modo, nos arriesgamos a ser falsos profetas, gente que tiene en su boca palabras de Dios, pero no vive lo que cree, que dice, pero no obra. Ésa es la incoherencia que manifiesta un estéril moralismo, una falta de amor. En efecto quien ama, cumple la voluntad del amado. Ahora bien, no se trata sólo de un compromiso nuestro: la fidelidad del amor y en el amor es un don que se obtiene de Dios por medio de una oración humilde e insistente: "Pedid y se os dará".