November 17, 2020
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Unos minutos con Dios
ISABEL DE HUNGRÍA, TERCIARIA FRANCISCANA
Cuando muere a los 24 años, en 1231, Isabel ya es “Santa” para muchos. Casada a los 14, madre a los 15 y viuda a los 20. Elige la pobreza franciscana de la Tercera Orden. Visita y asiste a los enfermos, también a los repugnantes, sin darle importancia a su linaje de soberana del trono de Hungría.
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
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Para la Lectura Espiritual
Dios, el huésped de nuestra alma
Escucha, oh alma, cuál es tu dignidad. Tan grande es tu simplicidad que nada puede habitar la morada de tu espíritu, nada puede hacerla su estancia, salvo la pureza y la simplicidad de la eterna Trinidad. Escucha las palabras de tu Esposo: El Padre y yo vendremos y haremos morada en ella, y también: Baja pronto; conviene que hoy me quede en tu casa. En efecto, solo el Dios que te ha creado puede descender a tu espíritu porque, como atestigua san Agustín, él pretende ser más interior que lo más íntimo de ti mismo. Alégrate, pues, oh alma bienaventurada, de poder ser la anfitriona de tal visitante. Oh alma bienaventurada, que cada día purificas tu corazón para recibir al Dios que la contiene, ese Dios cuyo huésped no necesita nada, pues posee en él mismo al Autor de todo bien. Qué feliz es el alma que en Dios encuentra su reposo, ya que puede afirmar: Quien me ha creado reposa en mi tienda. No podrá negar el reposo del cielo a aquella que le ofrece el reposo en esta vida. Eres muy codiciosa, oh alma mía, si la presencia de un tal visitante no te basta. Él es tan generoso que te enriquecerá de sus dones. Dejar en la indigencia a su anfitriona, ¿no sería eso indigno de un monarca? Decora, pues, tu cámara nupcial y recibe a Cristo, tu rey, cuya presencia regocijará a toda tu familia. San Buenaventura