
Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 14,25-33
En aquel tiempo, como le seguía mucha gente, Jesús se volvió a ellos y les dijo:
Si alguno quiere venir conmigo y no está dispuesto a renunciar a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, hermanos y hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
El que no carga con su cruz y viene detrás de mí no puede ser discípulo mío.
Si uno de vosotros piensa construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos y ver si tiene para acabarla?
No sea que, si pone los cimientos y no puede acabar, todos los que le vean se pongan a burlarse de él, diciendo: "Éste comenzó a edificar y no pudo terminar".
0 si un rey está en guerra contra otro, no se sienta antes a considerar si puede enfrentarse con diez mil hombres al que le va a atacar con veinte mil?
Y si no puede, cuando el enemigo aún está lejos, enviará una embajada para negociar la paz.
Del mismo modo, aquel de vosotros que no renuncia a todo lo que tiene no puede ser discípulo mío.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…
Pierde tu vida y la encontrarás. Señor, esta invitación tuya suena ilógica, absurda, empapada de fracaso y de muerte.
Sin embargo, la vida no puede ser poseída como un tesoro que escondamos celosamente o para administrar sólo como propio, porque se marchitaría en su propia limitación.
Lo he comprendido, Señor: mi vida es un don para compartir, es un bien para dar, es un tesoro para revelar; para gozarla plenamente, para vivirla a fondo, debo entregarla. Lo quiero, Señor. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: << El que no carga con su cruz y viene detrás de mí no puede ser discípulo mío>> (Lc.14,27)
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén
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