Memoria de San Juan Bosco, presbíterro

January 31, 2022

Unos minutos con Dios.

Memoria de San Juan Bosco, presbíterro

En 1815 nació en Piamonte (Italia). A los dieciséis años, ingresó en el seminario de Chieri y era tan pobre, que debía mendigar para reunir el dinero y los vestidos indispensables. Después de haber recibido el diaconado, Juan Bosco pasó al seminario mayor de Turín y ahí empezó, con la aprobación de sus superiores, a reunir todos los domingos a un grupo de chiquillos abandonados de la ciudad en una especie de escuela y lugar de recreo al que llamó "Oratorio Festivo". El primer puesto que ocupó Don Bosco fue el de capellán auxiliar en una casa de refugio para muchachas, que había fundado la marquesa di Barola. Tiempo después, acabó una escuela nocturna, y como el oratorio estaba lleno, abrió otros dos centros en otros tantos barrios de Turín. Por la misma época, empezó a dar alojamiento a los niños abandonados. Al poco tiempo, había ya cuarenta chicos, la mayoría aprendices, que vivían con Don Bosco y su madre en el barrio de Valdocco. Cayó pronto en la cuenta que todo el bien que hacía por sus chicos, se perdía con las malas influencias del exterior, y decidió construir sus propios talleres de aprendizaje. Los dos primeros fueron inaugurados en 1853. En 1856, había ya 150 internos, cuatro talleres, una imprenta, cuatro clases de latín y diez sacerdotes. Los externos eran 500. En diciembre de 1859, Don Bosco y sus 22 compañeros decidieron finalmente organizar la congregación, cuyas reglas habían sido aprobadas por Pío IX. Pero la aprobación definitiva no llegó sino hasta 15 años después. La orden creció rápidamente: en 1863 habían 39 salesianos, a la muerte del fundador eran ya 768. El siguiente paso de Don Bosco fue la fundación de una congregación femenina. La congregación quedó inaugurada en 1872, con la toma del hábito de 27 jóvenes a las que el santo llamó Hijas de Nuestra Señora, Auxilio de los Cristianos. Don Bosco realizó uno de sus sueños al enviar sus primeros misioneros a la Patagonia. Poco a poco los salesianos se extendieron por toda América del Sur. Tenían 36 casas en el Nuevo Mundo y 38 en Europa. Don Bosco murió el 31 de enero de 1888. Su canonización tuvo lugar en 1934. Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Evangelio según San Marcos 5, 1-20 En aquel tiempo, después de atravesar el lago de Genesaret, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Apenas desembarcó Jesús, vino corriendo desde el cementerio un hombre poseído por un espíritu inmundo, que vivía en los sepulcros. Ya ni con cadenas podían sujetarlo; a veces habían intentado sujetarlo con argollas y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba las argollas; nadie tenía fuerzas para dominarlo. Se pasaba días y noches en los sepulcros o en el monte, gritando y golpeándose con piedras. Cuando aquel hombre vio de lejos a Jesús, se echó a correr, vino a postrarse ante él y gritó a voz en cuello: “¿Qué quieres tú conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Te ruego por Dios que no me atormentes. Dijo esto porque Jesús le había mandado al espíritu inmundo que saliera de aquel hombre. Entonces le preguntó Jesús: “¿Cómo te llamas?” Le respondió: “Me llamo Legión, porque somos muchos”. Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. Había allí una gran piara de cerdos, que andaban comiendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaban a Jesús: “Déjanos salir de aquí para meternos en esos cerdos”. Y él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y todos los cerdos, unos dos mil, se precipitaron por el acantilado hacia el lago y se ahogaron. Los que cuidaban los cerdos salieron huyendo y contaron lo sucedido, en el pueblo y en el campo. La gente fue a ver lo que había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al antes endemoniado, ahora en su sano juicio, sentado y vestido. Entonces tuvieron miedo. Y los que habían visto todo, les contaron lo que le había ocurrido al endemoniado y lo de los cerdos. Ellos comenzaron a rogarle a Jesús que se marchara de su comarca. Mientras Jesús se embarcaba, el endemoniado le suplicaba que lo admitiera en su compañía, pero él no se lo permitió y le dijo: Vete a tu casa a vivir con tu familia y cuéntales lo misericordioso que ha sido el Señor contigo. Y aquel hombre se alejó de ahí y se puso a proclamar por la región de Decápolis lo que Jesús había hecho por él. Y todos los que lo oían se admiraban. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia …… Es natural que queramos centrar nuestra atención en el amor de Jesús, deleitándonos en él como una flor que se vuelve hacia el sol. No hay nada de malo en esto, en realidad, es algo que deberíamos hacer a menudo. Pero eso no significa que debamos evitar pensar en el demonio o en su influencia en el mundo. El peligro de querer ignorar cualquier idea sobre Satanás es que nos arriesgamos a caer en su trampa más inteligente: Creer que él no es real. Y pareciera que esta es una estrategia que le está funcionando. En una encuesta reciente realizada en los Estados Unidos, solamente el diecisiete por ciento de los católicos creen que Satanás es un “ser viviente”. Por el contrario, el ochenta y tres por ciento deciden llamarlo simplemente un “símbolo del mal”. Solamente debemos abrir la Biblia para encontrar la evidencia de Satanás y sus demonios y del poder de Dios sobre él. En el relato del Evangelio de hoy, los habitantes de Genesaret vieron a Jesús echar a una legión de demonios que tenían a un hombre poseído. Debe haber sido aterrador para estas personas ver la dramática transformación que sufrió el ciudadano más peligroso del pueblo, así como la de dos mil cerdos que se lanzaron al agua. Por un lado, su reacción parece inexplicable considerando el bien que Jesús acaba de realizar. Pero no debemos juzgar a los pobladores demasiado duro. En un giro difícil de prever, ellos vieron el poder de Satanás e intentaron hacer a Jesús a un lado, mientras que el hombre poseído vio el poder de Dios y deseaba seguir a Jesús. Aunque las posesiones demoníacas no son comunes, Satanás encuentra formas más sutiles para ejercer su influencia sobre nosotros. Como lo hizo con los habitantes de Genesaret, puede aprovecharse de nuestro temor. Puede tentarnos a hacer el mal o usar nuestra apatía para, sutilmente, alejarnos de Dios. Pero nosotros tenemos al Espíritu Santo que habita en nuestro corazón. El diablo puede ser poderoso, pero Jesús cuida de nosotros. El cambio que él genera en nuestra vida probablemente no sea tan repentino y dramático como el del hombre endemoniado, pero será igual de real. Señor, te ruego que me concedas mayor confianza en tu poder para derrotar al pecado y al demonio.” Amén (Extracto de LPEN) Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «¿Qué quieres tú conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo?». Amén

Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer.

Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad.

Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén.

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