Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según Mateo 19,16-22
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un joven y le preguntó: “Maestro, ¿qué cosas buenas tengo que hacer para conseguir la vida eterna?” Le respondió Jesús: “¿Por qué me preguntas a mí acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno: Dios. Pero, si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos”. Él replicó: “¿Cuáles?”
Jesús le dijo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, ama a tu prójimo como a ti mismo.
Le dijo entonces el joven: “Todo eso lo he cumplido desde mi niñez, ¿qué más me falta?” Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme”. Al oír estas palabras, el joven se fue entristecido, porque era muy rico.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……
Señor Jesús, hoy pongo todos mis bienes materiales a tus pies y bajo tu señorío. Nada me pertenece y todo lo que disfruto proviene de ti y de tu providencia. Ayúdame a ser un buen administrador de tus bienes. Ayúdame a ejercer prudencia y darte siempre todo lo que te pertenece. Ayúdame a crecer en la caridad y a compartir los dones que tengo con los demás.
Renuncio a los ídolos y obstáculos materiales que me separan de ti. Despójame de ellos y ayúdame a disponer de ellos y emplearlos para la gloria de tu reino. Abre mi entendimiento y mi corazón para dejarme moldear en imitación a ti.
Aumenta mi confianza y mi fe para hacer la voluntad del Padre. Quiero seguirte y responder a tu llamada con un sí.
Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Dichoso los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.» Mt 5, 3
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén.