March 7, 2022
Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Evangelio según San Mateo 25, 31-46 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’. Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’ Y el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’. Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’. Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?’ Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia …… ‘Señor, ¿cuándo te vimos...? (Mateo 25, 37) Imagina que llegas al estrado del juicio de Dios, y lo escuchas hacer un repaso de tu vida, al finalizar preguntas: “¿De qué estás hablando? Esa no es la vida que yo recuerdo. ¿Cuándo te vi?” Seguramente sería como tener una pesadilla. Según el Evangelio de hoy, una de las mejores formas de evitar que esto suceda es examinar la forma en que tratas a la gente que te rodea. Jesús dice que debemos ver reflejadas en él a las otras personas, especialmente a los pobres, los prisioneros, los que pasan hambre y los forasteros. Un relato de la vida de San Francisco de Asís ilustra esta verdad perfectamente. Tomás de Celano, uno de los primeros discípulos de Francisco, lo describió de esta manera: Tan grande era la repugnancia a la vista de Francisco de los enfermos de lepra… que, en los días de vanidad, veía sus casas desde una distancia de tres kilómetros y se tapaba la nariz con sus manos. Pero ahora, cuando por la gracia y el poder del Altísimo estaba empezando a pensar en las cosas santas y útiles… conoció un día a un leproso y, siendo más fuerte que sí mismo, lo besó. Lo que le sucedió a Francisco, puede sucederte a ti. Pero no creas que debes tener un cambio tan radical de la noche a la mañana, todo por tu propia cuenta. Tomás de Celano atribuyó el acto de bondad de Francisco a la “gracia y el poder” de Dios. Francisco puede haber hecho un esfuerzo por acoger a los enfermos de lepra, pero él sabía que podía abrazar a aquel hombre solamente porque fue “más fuerte que sí mismo”. En otras palabras, fue una combinación de las decisiones de Francisco y la gracia de Dios la que transformó su corazón. Jesús está presente de un modo especial en el indigente en la calle. También es el nuevo estudiante en la escuela o tu compañero de trabajo que viene de otro país. Cada vez que tú les muestras misericordia a ellos, abres más la puerta de la gracia. Cada vez que muestras bondad, el Espíritu Santo te transforma. Y el camino al cielo se abre un poco más y se hace un poco más sencillo. “Señor Jesús, te pido que me ayudes a verte a ti reflejado en cada persona que me encuentro a lo largo del día.” Amén (Extracto de LPEN) Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación.» (2 Corintios 6, 2)Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén.