Unos minutos con Dios.
El año 1531, la Virgen María se apareció al indígena san Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el monte Tepeyac, en la ciudad de México. En la capa de Juan Diego se grabó milagrosamente la imagen de la Virgen, a la que los fieles cristianos veneran sin interrupción hasta hoy. Por medio de este santo de fe limpísima, la Madre de Dios y de la Iglesia llama a todos los pueblos al amor a Cristo.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….
Santísima Virgen de Guadalupe, Madre de Dios y Señora nuestra, míranos rendidos ante tu santa imagen, que le dejaste a Juan Diego como muestra de tu inmenso amor, piedad y ternura. Tú, Virgen de Guadalupe, eres nuestra madre, la más comprensiva y tierna, cúbrenos con tu manto sagrado, para que nada nos perturbe. Virgen Santísima de Guadalupe, aléjanos de las tentaciones, de los malos pasos, consuélame en los momentos tristes, y ayúdame en todas mis necesidades. Cuídame de los peligros, de las enfermedades, de las tristezas, del abandono. Guíame en la hora de mi muerte, ten piedad y nunca me abandones. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: ‹‹“¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?”›› Amén
Virgen de Guadalupe, vengo a darte las gracias por tenerme en tu cobijo, por abrazarme, amarme y darme tu protección todos los días. Tu espíritu compasivo ilumina nuestro camino.
Eres la madre de la misericordia. Madre de Dios, hágase tu voluntad, danos fe, armonía y amor como se la diste a tu hijo, y que llegue a nosotros toda tu humildad.
Virgen de Guadalupe, que desde el cielo acudes en nuestro auxilio cuando necesitamos tu consuelo. ¡Oh Virgen de Guadalupe! Tú eres un ejemplo de sufrimiento, queremos sentir tu cariño, tu compasión y tu compañía siempre en nuestra vida. Amén.