Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio Segun San Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo algunos ponderaban la belleza del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas. Jesús les dijo: Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida. Le preguntaron: Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir? Él dijo: Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os. Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.
El papa Francisco, en su meditación de este evangelio nos señala dos puntos muy claros. Primero: no dejarse engañar por falsos mesias y no dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo de testimonio y de perseverancia. Y nosotros estamos en este tiempo de la espera de la venida del Señor. Esta alocución de Jesús, es siempre actual, tambien para nosotros que vivimos en el siglo XXI. El nos repite. Miren, no se dejen engañar. Por que vendran muchos usurpando mi nombre. Es una invitación al discernimiento. Esta virtud Cristiana de comprender donde esta el Espiritu del Señor y donde esta el mal Espiritu.
Contempla la Palabra de Dios en silencio deja actuar en ti al Espiritu de Dios. Actua y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Señor ayudame a trabajar para edificar mi casa, es decir mi vida de cada dia sobre la roca firme de tu Santo Espiritu y tu palabra.
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén.