July 15, 2021

Unos minutos con Dios
Memoria de San Buenaventura
"El gozo espiritual es la mejor señal de que la gracia habita en un alma", escribió una vez San Buenaventura, Doctor de la Iglesia, conocido como “Doctor Seráfico” por sus escritos encendidos de fe y amor al Señor. San Buenaventura nació en Italia por el 1221. Después de tomar el hábito de la orden franciscana, estudió en la Universidad de París (Francia). En una ocasión Santo Tomás de Aquino fue a visitar a Buenaventura cuando escribía sobre “el pobre de Asís”. Al llegar lo encontró en su celda en plena contemplación y Santo Tomás se retiró diciendo: “Dejemos a un Santo trabajar por otro Santo”. Esta obra biográfica se llamó “La Leyenda Mayor”.Fue nombrado Cardenal Obispo de Albano y llamado inmediatamente a Roma. El Papa Gregorio X le encomendó la preparación de los temas del Concilio ecuménico de Lyon sobre la unión con los griegos ortodoxos, en la que participó activamente.
Renunció a su cargo de superior general de la orden y poco tiempo después partió a la Casa del Padre la noche del 14 al 15 de julio de 1274 en Lyon.
Empezamos la oración de la mañana: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios. Si es necesario, léala de nuevo usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo, Jesús dijo: “Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera”.
Oración: dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo de corazón a Corazón; intercede por tu familia…
¿Dónde, en que área de mi ser: ¿espiritual, o material me siento con agobio? ¿Puedo escuchar la invitación del Señor como dador de vida y liberador? ¿Me fio del Señor, para vivir con más quietud de vida y vivir en paz?
Hoy vengo Señor Jesús a dar gracias, porque vienes y ofreces descanso para mi alma. Tú vienes y escucho tus palabras en mí ser, inspiraras mi corazón y lo llenas de la esperanza de que Dios siempre está conmigo. Jesús en ti confío.
Contempla la Palabra de Dios (en silencio, deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: <<Cargad con mí yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestra vida>>. (Mateo 11, 29)
Santísimo Corazón de Jesús, con insistencia te pedimos: derrama tus bendiciones sobre la Santa Iglesia, sobre el Sumo Pontífice y sobre todo el clero; da perseverancia a los justos, convierte a los pecadores, ilumina a los infieles, bendice a nuestros parientes, amigos y benefactores, asiste a los moribundos, libra a las almas que están en el purgatorio, y extiende sobre todos los corazones el imperio de tu amor. Amén.
Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.
Lectura Espiritual
Meditación del Papa Francisco
El yugo de Jesús es yugo de amor y, por tanto, garantía de descanso. A veces nos pesa la soledad de nuestras fatigas, y estamos tan cargados del yugo que ya no nos acordamos de haberlo recibido del Señor. Nos parece solamente nuestro y, por tanto, nos arrastramos como bueyes cansados en el campo árido, abrumados por la sensación de haber trabajado en vano, olvidando la plenitud del descanso vinculado indisolublemente a Aquel que hizo la promesa. Aprender de Jesús; mejor aún, aprender a ser como Jesús, manso y humilde; entrar en su mansedumbre y su humildad mediante la contemplación de su obrar. Poner nuestras iglesias y nuestros pueblos, a menudo aplastados por la dura pretensión del rendimiento bajo el suave yugo del Señor. Recordar que la identidad de la Iglesia de Jesús no está garantizada por el “fuego del cielo que consume”, sino por el secreto calor del Espíritu que “sana lo que sangra, dobla lo que es rígido, endereza lo que está torcido” (Homilía de S.S. Francisco, 23 de septiembre de 2015).