April 26, 2021
Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Evangelio según de San Juan 10, 1-10 En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: “Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”. Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso añadió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que yo, son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta; quien entre por mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia’’. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….. Jesús, buen Pastor, Tú siempre vas delante de nosotros trazando el camino y nunca nos pedirás que vayamos por trechos donde no hayas dejado tus huellas. Amén Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «¡Jesús, conoces mi nombre!» AménTomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén.
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"Yo soy el buen pastor —dice Jesús— y conozco a las mías y las mías me conocen a mí, como el Padre me conoce y yo conozco a mi Padre" (Jn 10, 14-15). ¡Qué maravilloso es este conocimiento! ¡Qué conocimiento! ¡Llega hasta la verdad y el amor eterno cuyo nombre es el "Padre"! Precisamente de esta fuente proviene ese conocimiento particular que hace nacer la auténtica confianza. El conocimiento recíproco: "Yo conozco... y ellas conocen". No se trata de un conocimiento abstracto, de una certeza meramente intelectual, que se expresa con la frase "sé todo de ti". Más aún, un conocimiento tal suscita el miedo, induce más bien a cerrarse: "No tocar mis secretos, déjame en paz . "Malheur à la connaissance... qui ne tourne point à aimer!: ¡Ay del conocimiento... que no tiende a amar!" (Bossuet, De la connaissance de Dieu e de soi-même, Oeuvre Complètes. Bar-le-Duc 1870, Guérin, pág. 86). En cambio, Cristo dice: "Conozco a las mías", y lo dice del conocimiento liberador que suscita la confianza. Porque, aunque el hombre defienda el acceso a sus secretos, aunque quiera conservarlos para sí mismo, sin embargo tiene todavía más necesidad, "tiene hambre y sed" de Alguien ante quien poder abrirse, a quien poder manifestarse y revelarse. El hombre es persona, y corresponde a la "naturaleza" de la persona, al mismo tiempo, la necesidad del secreto y la necesidad de abrirse. Estas dos necesidades están estrechamente unidas la una con la otra. La una se explica a través de la otra. En cambio, las dos juntas indican la necesidad de Alguien, ante el cual el hombre puede manifestarse. Cierto, pero todavía más; tiene necesidad de Alguien que pueda ayudar al hombre a entrar en su propio misterio. Ese "Alguien", sin embargo, debe conquistar la confianza absoluta, debe, revelándose a sí mismo, confirmar que es digno de tal confianza. Debe confirmar y revelar que es Señor y, a la vez, Siervo del misterio interior del hombre. Precisamente así se ha revelado Cristo. Sus palabras: "Conozco a las mías..." y "las mías... me conocen" encuentran una confirmación definitiva en las palabras que siguen: "Doy mi vida por las ovejas" (Jn 10, 11. 15). San Juan Pablo II (Miércoles 16 de mayo de 1979) Siguenos en YouTube