¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman!En la primavera de 1916, los tres Pastorcitos Lucía Dos Santos, con 10 años de edad, Jacinta Marto, con siete años y su hermano Francisco Marto, con nueve años de edad, vieron un Ángel cuando pastoreaban el rebaño de su familia cerca de la casa de ellos, en un lugar llamado “Loca do Cabeço”. Después de haber comido y realizadas sus oraciones, los tres Pastorcitos vieron pararse una luz por encima de los árboles, que apuntaba para el Oeste, más blanca que la nieve, con la forma de un hombre joven, transparente como el cristal y de una gran belleza. El Ángel se identificó como el Ángel de la Paz y dijo a los niños que rezaran a Jesús y a María diciendo las siguientes palabras: Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.”fuente: Apostolado Mundial de Fátima y Santuario de Fátima