January 23, 2021
Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Lectura del evangelio según San Marcos 30, 20 - 21 En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….. Te doy gracias Señor, por ser un Dios bueno y justo, nos has pedido amar a nuestros enemigos, perdonar a quien nos ofende y te has quedado en un trozo de pan y un poco de vino, tanta locura mi Señor pero todo esto solo lo creemos a través de la gracia que has derramado sobre nosotros. Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? » (Rom 8,31).Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.
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Sólo dos versículos, y desconcertantes. Jesús entra en una casa y la gente, una vez más, se apiña hasta tal punto que ni siquiera le permiten comer. Jesús está en el momento culminante de su actividad de Maestro, que enseña y se entrega a manos llenas a cuantos están dispuestos a escucharle o le buscan para que los cure. Pero están asimismo «sus parientes» más allegados (¿no se nos describe aquí también a nosotros?), que, «al enterarse», fueron para llevárselo porque, según su valoración y su juicio, «estaba trastornado». Por una parte, Jesús vive la entrega plena y total a todos, educando en este sentido también a los discípulos; por otra parte, están los más íntimos, que, en vez de secundarle y seguirle, quieren que sea Jesús quien adopte lo que ellos consideran como el sentido común, sus medidas y prudencias humanas. En el fondo, nos encontramos frente a la acostumbrada opción radical impuesta por la vida cristiana: o seguir a Jesús, que se entrega sin cálculos, hasta no reservarse ya nada para sí, o tratar de apoderarse de él de algún modo, como harán sus enemigos, intentando que se pliegue a nuestros mezquinos puntos de vista, cambiándole o incluso vendiéndole a bajo precio.