October 2, 2019

Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Nehemías 2, 1-8 En el primer mes del año veinte del reinado de Artajerjes, siendo yo, Nehemías, el copero mayor, serví una copa de vino y se la ofrecí al rey. Nunca me había presentado ante él con cara triste. Entonces el rey me preguntó: "¿Por qué estás tan triste, si no estás enfermo? ¿Qué es lo que te preocupa?" Sentí entonces un gran temor y le respondí: "Que viva el rey para siempre. ¿Cómo no he de estar triste, cuando la ciudad donde se hallan enterrados mis padres está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego?" El rey me dijo: "¿Qué es, pues, lo que quieres?" Me encomendé al Dios del cielo y le contesté al rey: "Si le parece bien a mi señor, el rey, y si está satisfecho de mí, déjeme ir a Judá para reconstruir la ciudad donde están enterrados mis padres". El rey y la reina, que estaba sentada a su lado, me preguntaron: "¿Cuánto durará tu viaje y cuándo volverás?" Al rey le pareció bien el plazo que le indiqué y me permitió ir. Entonces yo añadí: "Ruego a mi señor, el rey, que me dé cartas para los gobernadores de la región del otro lado del río, para que me faciliten el viaje hasta Judá; y una carta dirigida a Asaf, encargado de los bosques reales, para que me suministren madera para las puertas de la ciudadela del templo, para el muro de la ciudad y para la casa donde me voy a instalar". Gracias a Dios, el rey me concedió todo lo que le pedí. Salmo 136, 1-12. 3. 4-5. 6 R. Tu recuerdo, Señor, es mi alegría. Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos a llorar de nostalgia; de los sauces que estaban en la orilla colgamos nuestras arpas. R. Tu recuerdo, Señor, es mi alegría. Aquellos que cautivos nos tenían pidieron que cantáramos. Decían los opresores: "Algún cantar de Sión, alegres, cántennos". R. Tu recuerdo, Señor, es mi alegría. Pero, ¿cómo podríamos cantar un himno al Señor en tierra extraña? ¡Que la mano derecha se me seque si de ti, Jerusalén, yo me olvidara! R. Tu recuerdo, Señor, es mi alegría. ¡Que se me pegue al paladar la lengua, Jerusalén, si no te recordara, o si, fuera de ti, alguna otra alegría yo buscara! R. Tu recuerdo, Señor, es mi alegría. Evangelio según San Mateo 18,1-5.10. En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Quién es más grande en el Reino de los cielos?"
Los santos Ángeles Custodios
En la Biblia, la palabra ángel significa «mensajero», un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos. En el siglo II el gran sabio Orígenes señalaba que «los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja». En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio que, cuando san Pedro es sacado de la cárcel y llama a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, estos no creen al principio que sea Pedro en persona y exclaman: «Será su ángel» (Hch 12,15). En el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Finalmente, en el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre.