Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?"
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas".
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….
Padre amoroso, en el Antiguo Testamento, amar a Dios es escucharlo, es confiar en su palabra prometedora, es condicionar la vida a la Palabra. Amar a Dios equivale a decidirse por Dios con la totalidad de nuestro ser. La verdad del primer mandamiento depende de cómo se viva el segundo, el amor al prójimo.
Señor, para nosotros, los cristianos, no es solamente suficiente ir a misa los domingos, hacer una hora de adoración y asistir a las actividades de parroquia, si nos quedamos callados ante las injusticias y dejamos de actuar nos convertimos en parte del problema. El amor tan grande, de tu Hijo, Jesús, nos debe impulsar a encontrarlo en el rostro de nuestro prójimo.
¡Aquí estoy Señor envíame a mí! Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: ‹‹Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente›› Amén
Padre Nuestro, que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu Reino,
hágase tu Voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Dános hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
así como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén
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