January 8, 2021
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Unos minutos con Dios
Empezamos la oración de la mañana: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios. Si es necesario, léala de nuevo usando tu propia Biblia: Evangelio según San Lucas 5, 12-16 En aquel tiempo, estando Jesús en un poblado, llegó un leproso, y al ver a Jesús, se postró rostro en tierra, diciendo: “Señor, si quieres, puedes curarme”. Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Quiero. Queda limpio”. Y al momento desapareció la lepra. Entonces Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y añadió: “Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés prescribió. Eso les servirá de testimonio”. Y su fama se extendía más y más. Las muchedumbres acudían a oírlo y a ser curados de sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar. Oración: dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo de corazón a Corazón; intercede por tu familia… Señor,Jesús, vengo ante Ti como el leproso del Evangelio. Estoy necesitado de tu bendita gracia en mi vida, tócame y sáname de todas mis lepras, de mi egoísmo, de mi soberbia, de mi vanidad. Conviérteme en un verdadero cristiano. Contempla la Palabra de Dios (en silencio, deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: « Señor, si quieres, puedes limpiarme. » (Lucas 5, 12b)Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
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La lepra era una condena de por vida y sanar a un leproso era tan difícil como resucitar a un muerto. Y por eso eran marginados. Sin embargo, Jesús tiende la mano al excluido y demuestra el valor fundamental de una palabra: cercanía. No se puede hacer comunidad sin cercanía. No se puede hacer paz sin acercarse, ni se puede hacer el bien sin acercarse. Jesús podía decirle: ¡sánate! Pero no, se acercó y le tocó. Es más, en el momento que Jesús tocó al impuro se convierte en impuro. Este es el misterio de Jesús, tomar consigo nuestras suciedades, nuestras cosas impuras. Pablo lo explica bien: “Siendo igual a Dios, no estimó esta divinidad un bien irrenunciable, se aniquiló a sí mismo. Jesús se hace pecado. Jesús se excluye, ha tomado consigo la impureza por acercarse a nosotros”. (Papa Francisco)