Unos minutos con Dios
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 19 45-48
Aquel día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles: “Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones”.
Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo, intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….
Jesús, hoy analizo mi comportamiento, de las veces que he ido a la iglesia; no todas las veces han sido con intenciones de oír tu Palabra y de dialogar contigo, a veces las distracciones son muchas, la familia , el trabajo o simplemente mi imaginación me lleva a otros lados. Te pido perdón, dame la fuerza de voluntad para poder cambiar. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «¡Mi casa es casa de oración!» Amén
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén
Para el Evangelio del día oprime aquí.
Lectura Espiritual
«Mi casa es casa de oración»
Os exhorto a caminar según el pensamiento de Dios. Porque Jesucristo, príncipe indefectible de nuestra vida, es el pensamiento de Dios. Del mismo modo, los obispos, extendidos por toda la tierra, están en el pensamiento de Cristo Jesús. De manera que os conviene caminar según el pensamiento de vuestro obispo. Es lo que ya hacéis. El conjunto de vuestros presbíteros, dignos de Dios, está unido al obispo como las cuerdas a la cítara. Así, en el acorde de vuestros sentimientos y en la armonía de vuestra caridad, cantáis a Jesucristo. Que cada uno de vosotros se haga miembro del coro para que, en la armonía de vuestros acordes y a tono con Dios, cantéis a una sola voz las alabanzas del Padre, por Jesucristo.
Sois las piedras del templo del Padre, talladas para el edificio construido por Dios Padre, elevadas hasta la cumbre por Jesucristo, que es la piedra angular, por el Espíritu Santo. Vuestra fe os eleva a las alturas y la caridad es el camino que os eleva hasta Dios. Sois todos compañeros de ruta, portadores de Dios y de su templo, portadores de Cristo, llevando los objetos sagrados, adornados de los preceptos de Jesucristo. Mi gozo es ver que, viviendo en una vida nueva, no aspiráis a nada fuera del amor de Dios.
San Ignacio de Antioquía