
Unos minutos con Dios
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según Evangelio San Lucas 9, 18-22
Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos contestaron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas, que ha resucitado”.
Él les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Respondió Pedro: “El Mesías de Dios”. Entonces Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie.
Después les dijo: “Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día”.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……
Señor, en este pasaje de Lucas, veo a tus discípulos a mi lado, y me identifico con ellos. Me pregunto qué diría la gente de mí, y me doy cuenta de que eso no es lo más importante. La verdadera pregunta, la que resuena en mi corazón, es la que les hiciste a ellos: "¿Y tú, quién dices que soy yo?". A veces, me conformo con saber de ti por lo que otros dicen, por lo que he leído o escuchado. Pero hoy, quiero ir más allá de ese conocimiento superficial. Quiero responderte con mi propia voz, con la fe que nace de mi experiencia contigo. Tú eres mi Señor, el Mesías que da sentido a mi vida. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”» Amén
Señor Jesús:
Te entrego mis manos para hacer tu trabajo.
Te entrego mis pies para seguir tu camino.
Te entrego mis ojos para ver como tú ves.
Te entrego mi lengua para hablar tus palabras.
Te entrego mi mente para que tú pienses en mí.
Te entrego mi espíritu para que tú ores en mí.
Sobre todo te entrego mi corazón para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres.
Te entrego todo mi ser para que crezcas tú en mí, para que seas tú, Cristo, quien viva, trabaje y ore en mí. Amén.
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