
Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 6, 39-42
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘¿Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……
Señor Jesús, Ayúdame a aceptar tu corrección cuando me permites ver claramente la viga que tengo yo en mi ojo. Pablo, en primera lectura de hoy, supo aceptar humildemente la corrección de Dios y obedeció sus mandamientos. Quiero que su ejemplo de valentía me sirva como ejemplo de amor y fidelidad.
Cuantas veces me he dejado llevar por ‘pajas’ o doctrinas equivocadas o falsas. Y tengo el atrevimiento de juzgar a otros. Jesús, disculpa mi falta de perdón, mi falta de amor y mi grave ceguera. Si he guiado a otros equivocadamente en mi soberbia e ignorancia de tu verdad, te pido perdón Señor. Permite que mis faltas y defectos mi ayuden a tratar a otros con bondad y misericordia.
Dame humildad de amar como tus amas. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Tu palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en la verdad.» Jn 17, 17
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén
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