Viernes de la V semana de Cuaresma

March 26, 2021

Unos minutos con Dios.

Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Salmo 17, 2-3a. 3bc-4. 5-6. 7 R. (cf 7) Sálvame, Señor, en el peligro. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; el Dios que me protege y me libera. R. Sálvame, Señor, en el peligro. Tu eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza al punto me libró de mi enemigo. R. Sálvame, Señor, en el peligro. Olas mortales me cercaban, torrentes destructores me envolvían; me alcanzaban las redes del abismo y me ataban los lazos de la muerte. R. Sálvame, Señor, en el peligro. En el peligro invoqué al Señor, en mi angustia le grité a mi Dios; desde su templo, él escuchó mi voz, y mi grito llegó a sus oídos. R. Sálvame, Señor, en el peligro. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….. Sálvame, Señor, en el peligro: cuando sea ridiculizado por dar testimonio de mi vida de fe en Ti. Sálvame, Señor. Sálvame, Señor, en el peligro: cuando me vea atrapado en la cultura de la cancelación por seguirte a Ti. Sálvame, Señor. Sálvame, Señor, en el peligro: cuando la acedia me ataque y me quiera dejar paralizado y alejarme de Ti. Sálvame, Señor. Sálvame, Señor, en el peligro: de la vida de la impureza, de la cual somos atacados por los medios sociales, la tele, música. Sálvame, Señor. Amén Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; el Dios que me protege y me libera.» (Salmo Responsorial) Amén

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Para las lecturas del dia, por favor vaya aquí.

Para Lectura Espiritual

Otra tentación a la que abre la puerta la presunción es la acedia. Los Padres espirituales entienden por ella una forma de aspereza o de desabrimiento debidos a la pereza, al relajamiento de la ascesis, al descuido de la vigilancia, a la negligencia del corazón. “El espíritu [...] está pronto pero la carne es débil” (Mt 26, 41). Cuanto más alto es el punto desde el que alguien toma decisiones, tanto mayor es la dificultad. El desaliento, doloroso, es el reverso de la presunción. Quien es humilde no se extraña de su miseria; ésta le lleva a una mayor confianza, a mantenerse firme en la constancia. Catecismo no. 2733 

La acedia, pecado capital

http://new.kerygma-amh.org/fotos/videos/

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