
Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según de San Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa.
Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos''.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia……..
Dios Padre eterno; hoy tu Palabra me llama al “ser”. Ser sal de la tierra y ser luz del mundo.
¡Cómo desearía serlo¡ ¡Reconozco que no puedo por mis propias fuerzas, que muchas veces he tratado y que continúo fracasando! El mundo, el demonio y mi propia carne luchan continuamente en mí, a través de mí y por mí.
Ven Espíritu Santo, Señor y Dador de vida. Úngeme, sáname, libérame. Enséñame a perseverar en el camino de Dios. Santa Gracia Divina, actúa en mi vida para que sea capaz de impactar mi mundo, mi realidad con tu amor, tu poder, tu perdón, tu esperanza, tu caridad. Que mi propia vida, con sus propias sombras y sus propias luces, de testimonio de que Tú, Jesús eres el Señor y el Mesías. Mi Señor y mi Dios. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «“Vosotros sois la sal de la tierra…Vosotros sois la luz del mundo.”» Amén
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén
Lectura Espiritual
No se enciende una lámpara para ponerla debajo del celemín. ¿Qué beneficio se obtiene tapando la llama de la lámpara? En realidad, Dios se ha servido del celemín como símil apropiado para la sinagoga, pues ésta acumuló para si los frutos producidos y mantuvo fija la medida a observar. No obstante, ahora, con la llegada del Señor, se encuentra vacía, sin frutos e incapaz de ocultar la luz. Desde este momento, la lámpara de Cristo no puede ponerse debajo de ninguna vasija, ni ocultarse bajo la tapadera de la sinagoga; al contrario, suspendida del leño de la pasión, tiene que irradiar la luz eterna a todos los que habitan en la Iglesia. Los apóstoles son exhortados a brillar con una luz semejante para que, viendo sus obras, alaben a Dios, de modo que nuestras obras, aunque no les prestemos atención, resplandezcan entre quienes vivimos.
Hilario de Poitiers
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