Himno
Te busqué por los campos, te busqué por los valles, vi toda su belleza, en una suave tarde; te busqué por los montes, te busqué por los mares y vi tu mano en ellos, Señor de inmensidades.
Te busqué en las estrellas, en las noches oscuras, cuando la paz envuelve de calma las ciudades, y vi tu mano en ellas, en su excelsa grandeza, pensando en las distancias de espacios siderales.
Te busqué en lo más hondo, te busqué en los humanos y vi todo lo bueno que en ellos insuflaste, cuando en su vida encuentran la caridad fraterna, que predicó tu Hijo, en los campos feraces.
En ellos vi tu mano, y en mi interior hallé que estabas junto a mí desde que fui creado, dando luz a mi vida, con esperanza y fe, alumbrando el camino que conduce a tu lado.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén.