June 29, 2021
Unos minutos con Dios.
Simón, hijo de Juan, pescador de Galilea, fue uno de los primeros llamados por el Señor y puesto al frente de los Doce para servir y confirmar en la fe a sus hermanos. Tras confesar a Jesús como Mesías, el Maestro le dio un nuevo nombre, Pedro, expresión de su función de piedra visible y fundamento de la unidad de la Iglesia. Desarrolló su actividad apostólica en Jerusalén, Antioquía de Siria y Roma, como primer obispo de esa ciudad. Allí, durante la persecución de Nerón, fue crucificado en el año 64. Fue sepultado en la colina Vaticana. Pablo, natural de Tarso, observante celoso de la ley mosaica, fue perseguidor de los cristianos y, de camino a Damasco, Jesús le salió al encuentro. Convertido a Cristo fue apóstol y viajero infatigable por Asia Menor y Europa oriental, donde fundó numerosas comunidades cristianas. Sus cartas a diversas Iglesias son alimento para la Iglesia de todos los tiempos. Fue decapitado a las afueras de Roma en el año 67. Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Evangelio según Juan 12, 44-50 En aquel tiempo, exclamó Jesús con fuerte voz: “El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí no siga en tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las pone en práctica, yo no lo voy a condenar; porque no he venido al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo. El que me rechaza y no acepta mis palabras, tiene ya quien lo condene: las palabras que yo he hablado lo condenarán en el último día. Porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que mi Padre, que me envió, me ha mandado lo que tengo que decir y hablar. Y yo sé que su mandamiento es vida eterna. Así, pues, lo que hablo, lo digo como el Padre me lo ha dicho’’. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….. Dios omnipotente y eterno, que con inefable sacramento quisiste poner en la sede de Roma la potestad del principado apostólico, para que a través de ella la verdad evangélica se difundiera por todos los reinos del mundo, concede que lo que se ha difundido por su predicación en todo el orbe sea seguido por toda la devoción cristiana. Amén (SCE) Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella, dice el Señor.» AménPadre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.Lectura Espiritual
Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia
En este Año santo, nos os hemos invitado a cumplir, materialmente o en espíritu y por la intención, un peregrinaje a Roma, al corazón de la Iglesia católica… Para los apóstoles Pedro y Pablo, Roma ha sido ese término donde los santos derramaron su sangre como último testimonio. La vocación de Roma procede de los apóstoles; el ministerio que nos toca ejercer desde aquí es un servicio a favor de la Iglesia universal e incluso de toda la humanidad. Es un servicio irremplazable, ya que, según el beneplácito de su sabiduría, Dios colocó Roma, la ciudad de Pedro y de Pablo, en el itinerario que conduce a la Ciudad Eterna, porque confió a Pedro las llaves del reino de los cielos. Pedro unifica en su persona el colegio de todos los obispos. Lo que queda aquí en Roma, no por la voluntad del hombre, sino por una providencia libre y misericordiosa del Padre, del Hijo y del Espíritu, es la «solidez de Pedro», como la define san León Magno: Pedro no cesa de ocupar su sede; conserva una participación plena en el ministerio de Cristo, Soberano Pontífice. La estabilidad propia de la piedra que él ha recibido de la piedra angular que es Cristo, una vez establecido como Pedro-Piedra, la transmite a todos sus sucesores. San Pablo VI