Unos minutos con Dios.
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Lectura Según el Evangelio de San Lucas 2, 16-21
En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.
Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.
Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……
Señor Jesús, alabamos tu santo nombre y damos gracias por este primer día del año. Que alegría comenzar el año celebrando a la Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra. Invocamos su protección y pedimos que su manto divino caiga sobre nosotros y los nuestros.
Te damos gracias, Señor Jesús por tu cercanía a nosotros a través de tu madre. No tenemos como agradecer ese gesto de tan gran amor por toda la humanidad. Imitemos a nuestra Santa Madre y permitamos que tú nos bendigas para que podamos ser instrumentos de bendición a otros por medio de tu gracia.
Santa María, Madre nuestra, ruega para que podamos experimentar y compartir las bendiciones de Dios en este año que comienza. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Busquen al Señor y serán fuertes; busquen su rostro sin descanso.» Sal 105 (104), 3-4
Acordaos,
oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección,
implorando tu asistencia
y reclamando tu socorro,
haya sido abandonado de ti.
Animado con esta confianza,
a ti también acudo, oh Madre,
Virgen de las vírgenes,
y aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer
ante tu presencia soberana.
No deseches mis humildes súplicas,
oh Madre del Verbo divino,
antes bien, escúchalas
y acógelas benignamente. Amén
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Video: Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios