April 11, 2020
Unos minutos con Dios.
Hoy Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su Pasión y Muerte y se abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa, quedando los Altares desnudo esperando la Vigilia Pascual. Si es posible, coloca una cruz simple o crucifijo que destaque en la habitación y enciende una o más velas y tome un tiempo de oración y reflexión, solo o en familia. Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Himno Su mano se esconde entre sus cabellos, la última caricia de amor, en sus dedos; sus dedos de Madre que lo tocan muerto, que lo tocan frío, cadáver su cuerpo. El cuerpo del Hijo de sus pensamientos, el cuerpo del Hijo que abrigo con besos cuando él era niño que estaba creciendo, allí, en Nazaret; y entonces su pelo, porque era muy rubio, sus rizos traviesos de rubias sortijas llenaban sus dedos de la misma Madre, que cuando está muerto, esconde la mano en los mismos cabellos, de cuando pequeño. Amen Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-11 Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos sido incorporados a él en su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva. Porque, si hemos estado íntimamente unidos a él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos en su resurrección. Sabemos que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo del pecado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha muerto queda libre del pecado. Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no nunca morirá. La muerte ya no tiene dominio sobre él, porque al morir, murió al pecado de una vez para siempre; y al resucitar, vive ahora para Dios. Lo mismo ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. Salmo 117, 1-2. 16ab-17. 22-23 R. Aleluya, aleluya. Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". R. Aleluya, aleluya. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestra orgillo. No moriré, continuaré viviendo para contar lo que el Señor ha hecho. R. Aleluya, aleluya. La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente. R. Aleluya, aleluya. Evangelio según san Mateo 28,1-10Mt 28, 1-10 Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produjo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándose al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: “No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: ‘Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán’. Eso es todo”. Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: “No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….. Señor Jesús resucitado, nosotros, tus hijos por el bautismo, rezamos y guardamos tu memoria a pesar de no estar reunidos en nuestra comunidad parroquial. En ti ponemos toda nuestra confianza. Te pedimos que inflames en nosotros deseos de ti y de vida eterna. Purifica nuestro entendimiento y guíanos al cielo, donde gozaremos contigo y con todos los santos. Tú eres el mismo ayer, hoy y siempre. Todo te pertenece, en todo lugar y tiempo de la historia del mundo. Sigue sosteniéndonos con tu amor, pues sin él habríamos desaparecido. Que tus santas y gloriosas llagas nos protejan y guarden, y que disipen la oscuridad de nuestro mundo y de nuestros corazones. Danos tu gracia para compartirla en tu resurrección. Amén Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «No tengan miedo» AménReina del cielo, alégrate, aleluya. Porque aquel a quien mereciste llevar, aleluya, resucitó según su palabra, aleluya. Ruega al Señor por nosotros, aleluya. Amén. . Para la Lectura Espiritual
Este es el día en que actuó el Señor
Manifestemos nuestra alegría, hermanos, hoy como ayer. Si las sombras de la noche han interrumpido nuestras fiestas, el día santo no ha terminado: la claridad que propaga la alegría del Señor es eterna. Cristo nos iluminó ayer, y hoy todavía resplandece su luz. Jesucristo es el mismo ayer y hoy, dice el bienaventurado apóstol Pablo. Sí, para nosotros Cristo ha nacido. Para nosotros ha nacido hoy, según lo anunciado por Dios por boca de David: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. ¿Qué significa esto? Que él no engendró a su hijo un día, sino que ha engendrado el día y la luz al mismo tiempo. Sí, Cristo es nuestro hoy: esplendor vivo y sin disminución, él no deja de alumbrar el mundo y este incendio eterno parece no durar solo un día: Mil años en tu presencia son un ayer que pasó, exclamó el profeta. Sí, Cristo es ese día único porque única es la eternidad de Dios. Él es nuestro hoy: el pasado huyó, se escapó; el futuro desconocido no tiene secretos para él. Luz soberana, abraza todo, lo sabe todo, en todo tiempo está presente y lo posee todo. Hoy no es solo el tiempo en que la carne nació de la Virgen María, ni solo el tiempo en que la divinidad sale de la boca de Dios, su Padre, sino el tiempo en que ha resucitado de entre los muertos. Él ha resucitado a Jesús, así está escrito: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy, dice el apóstol Pablo. San Máximo de Turín (Sermón 36: PL 57, 605) Para las lecturas Vigilia pascual en la noche santa, por favor vaya aquí.