Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 6, 1-5
Un sábado, Jesús iba atravesando unos sembrados y sus discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre las manos y se comían los granos. Entonces unos fariseos les dijeron: “¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?”
Jesús les respondió: “¿Acaso no han leído lo que hizo David una vez que tenían hambre él y sus hombres? Entró en el templo y tomando los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían comer, comió de ellos y les dio también a sus hombres”.
Y añadió: “El Hijo del hombre también es dueño del sábado”.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…
"Pues, al parecer, a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha destinado al último lugar, como condenados a muerte". Oh Señor, el sufrimiento me da miedo, pero es inútil negarlo, rechazarlo, evadirse de él, porque es parte inherente de la vida de cada apóstol. Me da miedo el sufrimiento físico causado por las enfermedades, por las privaciones, por el cansancio, por un cuerpo consumido que desmejora con el paso de los años. Me da miedo el sufrimiento psicológico derivado de las incomprensiones, de las resistencias inmotivadas frente a realidades evidentes, de las limitaciones escondidas y no aceptadas que se convierten en violencias irracionales, de los juegos destinados a ser apoyados en nuestros propios puntos de vista. Me da miedo el sufrimiento espiritual velado por las dudas, la aridez, las incertidumbres, la indiferencia.
Pero así ha sido el camino para todos tus discípulos y amigos. Y así ha de ser también para nosotros, para los que hemos elegido seguirte. Amén (SCDE)
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: ‹‹"El Hijo del hombre también es dueño del sábado."›› Amén
Salve Regina
Dios te salve, Reina
y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A ti llamamos
los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos;
y después de este destierro,
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh, clementísima, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
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