
Unos minutos con Dios
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Mateo 12, 14-21
En aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Jesús para acabar con él. Al saberlo, Jesús se retiró de ahí. Muchos lo siguieron y él curó a todos los enfermos y les mandó enérgicamente que no lo publicaran, para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías:
Miren a mi siervo, a quien sostengo;
a mi elegido, en quien tengo mis complacencias.
En él he puesto mi Espíritu,
para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
No gritará ni clamará,
no hará oír su voz en las plazas,
no romperá la caña resquebrajada,
ni apagará la mecha que aún humea,
hasta que haga triunfar la justicia sobre la tierra;
y en él pondrán todas las naciones su esperanza.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……
Señor Jesús, ante la amenaza y la persecución, tú no respondes con violencia ni escándalo, sino con un silencio lleno de amor y fidelidad a la voluntad del Padre. Te apartas, pero no por miedo, sino para seguir sanando, sirviendo y cumpliendo la misión que te fue confiada. Gracias por ser el Siervo humilde en quien Dios se complace, el que cura sin ruido y sostiene con ternura a los que estamos heridos y al borde del quebranto.
Hoy me acerco a ti, cansado por tantas luchas interiores, con la esperanza de que no romperás mi fragilidad ni apagarás la poca fe que aún arde en mí. Pon tu Espíritu en mi corazón para que yo también pueda reflejar tu justicia y tu compasión. Que aprenda de ti a ser suave, firme y paciente, y que mi vida, unida a la tuya, sea esperanza para otros. Amén.
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «"Muchos lo siguieron y él curó a todos los enfermos"» Amén
AVEMARÍA DOLOROSA
Dios te salve, María, llena eres de dolores; Jesús crucificado está contigo; digna eres de llorada y compadecida entre todas las mujeres, y digno es de ser llorado y compadecido Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Santa María, Madre del Crucificado, da lágrimas a nosotros crucificadores de tu Hijo, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.