October 6, 2018
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Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Libro de Job 42,1-3.5-6.12-16. Job le dijo al Señor: "Reconozco que lo puedes todo y que ninguna cosa es imposible para ti. Era yo el que con palabras insensatas empañaba la sabiduría de tus designios; he hablado de grandezas que no puedo comprender y de maravillas que superan mi inteligencia. Yo te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto ya mis ojos; por eso me retracto de mis palabras y me arrepiento, echándome polvo y ceniza". El Señor bendijo a Job al final de su vida más que al principio: llegó a poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil burras. Tuvo siete hijos y tres hijas; la primera se llamaba Paloma, la segunda Canela y la tercera Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre les asignó una parte de la herencia, al igual que a sus hermanos. Y Job vivió hasta los ciento cuarenta años y vio a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos. Murió anciano y colmado de años. Salmo 119(118),66.71.75.91.125.130. R(135a) Enséñame, Señor, tus mandamientos. Enséñame a gustar y a comprender tus preceptos, pues yo me fio de ellos. Sufrir fue provechoso para mí, pues aprendí, Señor, tus mandamientos. R. Enséñame, Señor, tus mandamientos. Yo bien sé que son justos tus decretos y que tienes razón cuando me afliges. Todo subsiste hasta hoy por orden tuya y todo está a tu servicio. R. Enséñame, Señor, tus mandamientos. Yo soy tu siervo: Instrúyeme y conoceré tus preceptos. La explicación de tu palabra Da luz y entendimiento a los humildes. R. Enséñame, Señor, tus mandamientos. Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el seno materno. Te doy gracias por tan grandes maravillas; soy un prodigio y tus obras son prodigiosas. R. Condúcenos, Señor, por tu camino. Evangelio según San Lucas 10,17-24. En aquel tiempo, los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre". Él les contestó: "Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les sometan. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo". En aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: "¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron". Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….. Oh Dios, tú eres nuestro Señor, eres tú quien se anticipó a nosotros y nos amó cuando todavía ni siquiera te conocíamos y no te podíamos pagar tu amor con el nuestro. Eres tú quien sigue amándonos y preparaste para nosotros bienes invisibles de los que no tenemos ninguna visión intuitiva. También nosotros te amamos y nos movemos hacia ti, precisamente en la dirección que tú nos has prefijado. Pero estamos sumergidos en un montón de cosas y de obstáculos que nos impiden buscarte; nos impulsan lejos de ti; nos impiden gozar de tu intimidad. Concédenos, oh Padre, la gracia de comprender el grito lacerante de nuestro corazón. Ayúdanos a entender mejor el sentido de las pruebas que nos apremian por todas partes; de la noche de nuestros sentidos, de la noche del espíritu y de la noche honda de la fe, donde nos agitamos en un estado de casi desesperación. Infunde en nuestros corazones el afecto de tu amor. Infúndelo profundamente. Conviértete tú mismo para nosotros en una corriente que fluya, para que nuestro discurrir nos conduzca hasta ti. Tú, oh Dios, nos has hecho comprender que nos es necesario entrar en los sufrimientos y en las pruebas de Jesucristo. Ayúdanos ahora, oh Padre, a meditar su pasión a fin de participar en sus sufrimientos y conocer así la fuerza de la resurrección. Amén Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: « Enséñame, Señor, tus mandamientos.» (Salmo Responsorial). Amén Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén