
Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Juan 15, 18-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo.
Acuérdense de lo que les dije: ‘El siervo no es superior a su señor’. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán, y el caso que han hecho de mis palabras lo harán de las de ustedes. Todo esto se lo van a hacer por mi causa, pues no conocen a aquel que me envió”.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……
“Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán.” (Juan 15, 20)
Jesús, nuestro Maestro, soportó muchas cosas y sin embargo no permitió que eso le impidiera hacer la voluntad de su Padre. Así que cuando alguien no te comprende o te maltrata debido a tu fe, no permitas que eso te detenga tampoco. Más bien, pídele al Señor que conmueva tu corazón y te ayude a perdonar a aquel que te ha ofendido. Recuerda lo bendecido que eres por ser contado entre sus siervos. Y pídele al Espíritu Santo que te llene de alegría y te muestre cómo puedes compartir su amor y misericordia incluso con aquellos que se oponen a ti.
“Señor Jesús, gracias porque sé que siempre estás a mi lado y me ofreces tu amor. Te pido que me des la gracia para continuar siguiéndote sin dudar, incluso cuando me tratan injustamente.” Amén (Extracto de LPEN)
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Padre, te ruego por ellos, para que sean uno en nosotros y el mundo pueda creer que tú me has enviado, dice el Señor. Aleluya.» Jn 17, 20-21
Memorare
Acordaos,
oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección,
implorando tu asistencia
y reclamando tu socorro,
haya sido abandonado de ti.
Animado con esta confianza,
a ti también acudo, oh Madre,
Virgen de las vírgenes,
y aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer
ante tu presencia soberana.
No deseches mis humildes súplicas,
oh Madre del Verbo divino,
antes bien, escúchalas
y acógelas benignamente. Amén
“.Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.”