Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Juan 15, 18-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo.
Acuérdense de lo que les dije: 'El siervo no es superior a su señor'. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán, y el caso que han hecho de mis palabras lo harán de las de ustedes. Todo esto se lo van a hacer por mi causa, pues no conocen a aquel que me envió".
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……
Señor que difícil es vivir contra la corriente del mundo en el que vivimos. Ayúdame a descubrir en las dificultades una oportunidad para afianzar mi vida en Ti. Confió en que aun en las dificultades que nos rodean tu plan es perfecto. Que esta oración que hoy elevo a ti rompa con mi inmovilidad, mi rutina, y. mi conformismo, mi ceguera a la injusticia.
Gracias por haberme elegido. Capacítame para poder llevar a cabo tu santa voluntad, sin pretextos o excusas. Tu no te equivocas. Aumenta mi fe en la obediencia y elimina la incompatibilidad de actitudes o preceptos mundanos que han hecho morada en mí. En una humildad completa, ayúdame a desenmascarar a mis falsas ideologías e ideas mundanas que no me permiten alcanzar tu santidad.
¡Envíame a mi Señor! Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Aleluya.» Sal 99
Acordaos,
oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección,
implorando tu asistencia
y reclamando tu socorro,
haya sido abandonado de ti.
Animado con esta confianza,
a ti también acudo, oh Madre,
Virgen de las vírgenes,
y aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer
ante tu presencia soberana.
No deseches mis humildes súplicas,
oh Madre del Verbo divino,
antes bien, escúchalas
y acógelas benignamente. Amén
Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.