Antes del descanso nocturno
La caída de la tarde es momento adecuado para revisar
la jornada con la mirada de Dios sobre nuestra persona
y las acciones del día que termina. Pidamos, además,
perdón al Señor por todo lo que no haya sido vivido
«en su presencia, en el amor».
Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Luego se dice: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
Cántico de Simeón Lc 2, 29-32 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R. Amén.
ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.