Unos minutos con Dios
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 4, 38-44
En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron a Jesús que hiciera algo por ella. Jesús, de pie junto a ella, mandó con energía a la fiebre, y la fiebre desapareció. Ella se levantó enseguida y se puso a servirles.
Al meterse el sol, todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades. De muchos de ellos salían también demonios que gritaban: “¡Tú eres el Hijo de Dios!” Pero él les ordenaba enérgicamente que se callaran, porque sabían que él era el Mesías.
Al día siguiente se fue a un lugar solitario y la gente lo andaba buscando. Cuando lo encontraron, quisieron retenerlo, para que no se alejara de ellos; pero él les dijo: “También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para eso he sido enviado”. Y se fue a predicar en las sinagogas de Judea.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….
También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades. (Lucas 4:43)
Si quieres una palabra que caracterice la vida cristiana, te resultaría difícil hacerlo mejor que "ir". Abraham dejó su tierra natal para ir a donde Dios lo llamó (Génesis 12:1). Los israelitas salieron de Egipto para ir a la Tierra Prometida. Jesús dejó su trono celestial para ir a su pueblo. Y en el Evangelio de hoy, va de pueblo en pueblo, predicando las buenas nuevas de su reino. Hubiera sido mucho más fácil para él quedarse quieto y dejar que la gente viniera a él. Pero no lo hizo. Estaba constantemente en movimiento, tratando de llegar a tantas personas como pudiera.
Este modelo continuó cuando Jesús envió a sus apóstoles a "Ve... y haced discípulos a todas las naciones" (Mateo 28:19). ¡Y vaya que lo hicieron! Viajaron a lo largo y ancho, con gran sacrificio personal, para contarle a la gente acerca de un Dios que dejaría su trono, sería crucificado y resucitaría.
Este "ir" continúa incluso ahora. Los creyentes sirven en comedores populares y refugios para personas sin hogar. Proporcionan alcance a los presos. Ofrecen estudios bíblicos y pequeños grupos donde pueden compartir su fe e invitar a otras personas a encontrarse con el Señor. Algunos incluso se mueven a través de países y continentes para llegar a las personas con el evangelio.
Jesús pide a cada cristiano que vaya, que deje lo que es cómodo y familiar y que comparta la esperanza que hemos encontrado. Algunos de nosotros podemos participar en ministerios parroquiales y esfuerzos misioneros, y otros no. Pero todos aún pueden responder a la llamada para ir. Vamos cuando intercedemos por las personas que sufren a kilómetros de distancia y donamos a organizaciones que les sirven. Vamos cuando llamamos o visitamos a un amigo enfermo y lo alentamos u oramos con él. Vamos cuando nos ofrecemos a llevar a alguien a la iglesia o a la tienda de comestibles. Vamos cada vez que compartimos nuestra fe con otra persona. Ir y hacer discípulos a menudo requiere sacrificio, pero la recompensa es muy grande. Llegamos a ser compañeros de trabajo con Jesús (1 Corintios 3:9).
Hoy, piensa en cómo Dios ha hecho todo lo posible para encontrarte y ha enviado personas para que te cuiden. Pídele al Espíritu que te ayude a encontrar maneras creativas de ir y llegar a las personas con su amor.
"Jesús, iré por ti. Aquí estoy, Señor. Envíame". Amén (Extracto de TWAU)
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva y proclamar la liberación a los cautivos.» (Lc. 4,18)Amén
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
Para el Evangelio del día oprime aquí.
Letanías de la humildad
¡Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón,
escúchame:
del deseo de ser reconocido, líbrame Señor
del deseo de ser estimado, líbrame Señor
del deseo de ser amado, líbrame Señor
del deseo de ser ensalzado, ....
del deseo de ser alabado, ...
del deseo de ser preferido, .....
del deseo de ser consultado,
del deseo de ser aprobado,
del deseo de quedar bien,
del deseo de recibir honores,
del temor de ser criticado, líbrame Señor
del temor de ser juzgado, líbrame Señor
del temor de ser atacado, líbrame Señor
del temor de ser humillado, ...
del temor de ser despreciado, ...
del temor de ser señalado,
del temor de perder la fama,
del temor de ser reprendido,
del temor de ser calumniado,
del temor de ser olvidado,
del temor de ser ridiculizado,
del temor de la injusticia,
del temor de ser sospechado,
Jesús, concédeme la gracia de desear:
-que los demás sean más amados que yo,
-que los demás sean más estimados que yo,
-que en la opinión del mundo,
otros sean engrandecidos y yo humillado,
-que los demás sean preferidos
y yo abandonado,
-que los demás sean alabados
y yo menospreciado,
-que los demás sean elegidos
en vez de mí en todo,
-que los demás sean más santos que yo,
siendo que yo me santifique debidamente. Amén.
Cardenal Merry del Val