
Unos minutos con Dios.
Sábado de la vigésima primera semana del tiempo ordinario
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Evangelio según San Marcos 3,1-6.
Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada.
Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo.
Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: "Ven y colócate aquí delante".
Y les dijo: "¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?". Pero ellos callaron.
Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: "Extiende tu mano". El la extendió y su mano quedó curada.
Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.
Medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, habla con Dios:
Te alabo, Señor, porque me invitas continuamente a crecer, a dar un paso adelante y, a continuación, otro más. No hay impedimentos de talla: tú me has creado para que fuera una persona viva, y nada puede ser obstáculo para tu proyecto.
Te alabo porque me liberas de todo miedo que me bloquee, de todo sentido de inferioridad que me paralice: cuando acojo tu Palabra dispuesto a darle cuerpo en mi vida, sin reservas, me doy cuenta de que sales victorioso en mí.
Te alabo porque también en mí y a través de mí continúas obrando tus maravillas de amor, de bien, de vida, y llevas la liberación a otros hermanos. Amén
Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu famil
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: « "Ven y colócate aquí delante". » (Mc. 3,3). Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
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