Memoria del Martirio de San Juan Bautista

Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado
August 29, 2022
San Juan Bautista

Unos minutos con Dios

Memoria del Martirio de San Juan Bautista

La fiesta del día de hoy originalmente recordaba la consagración de la Basílica de San Juan el Bautista en Sebaste (Samaría), en donde fueron probablemente guardados sus restos. En el siglo IV, la Basílica fue destruida por los paganos. San Marcos nos cuenta, en el capítulo 6, los detalles de este martirio. El evangelista Juan nos explica, en el capítulo 3,22-30, el motivo por el que Juan el Bautista no tenía miedo de atacar en público la vida escandalosa del rey Herodes Antipas. Juan sabía que reprender a los poderosos era arriesgar la propia vida. En el espectáculo sangriento de la muerte del profeta inocente vemos toda la perversión del hombre caído y de la mujer sin Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:

Evangelio según San  Marcos 6, 17-29
En aquel tiempo, Herodes había mandado apresar a Juan el Bautista y lo había metido y encadenado en la cárcel. Herodes se había casado con Herodías, esposa de su hermano Filipo, y Juan le decía: "No te está permitido tener por mujer a la esposa de tu hermano". Por eso Herodes lo mandó encarcelar.

Herodías sentía por ello gran rencor contra Juan y quería quitarle la vida, pero no sabía cómo, porque Herodes miraba con respeto a Juan, pues sabía que era un hombre recto y santo, y lo tenía custodiado. Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo.

La ocasión llegó cuando Herodes dio un banquete a su corte, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea, con motivo de su cumpleaños. La hija de Herodías bailó durante la fiesta y su baile les gustó mucho a Herodes y a sus invitados. El rey le dijo entonces a la joven: "Pídeme lo que quieras y yo te lo daré". Y le juró varias veces: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".

Ella fue a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" Su madre le contestó: "La cabeza de Juan el Bautista". Volvió ella inmediatamente junto al rey y le dijo: "Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el Bautista".

El rey se puso muy triste, pero debido a su juramento y a los convidados, no quiso desairar a la joven, y enseguida mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan. El verdugo fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una charola, se la entregó a la joven y ella se la entregó a su madre.

Al enterarse de esto, los discípulos de Juan fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….

[A Herodes] le gustaba escucharlo. (Marcos 6, 20)

Trata de imaginar a Herodes escuchando a Juan el Bautista. Juan no tuvo reparos en criticar el matrimonio ilícito de Herodes con la esposa de su hermano y quien pudo haberlo matado en cuanto lo hizo prisionero. Pero Juan tenía algo que atraía al rey y al mismo tiempo le provocaba temor. Simplemente Herodes no era capaz de ejecutar a aquel hombre.

¿Qué era lo que conmovía tanto al rey Herodes? Seguramente era la acción del Espíritu Santo a través de Juan. El Espíritu usaba la pasión de Juan por la santidad y su valentía moral para hablar a los que estaban buscando la verdad y la bondad que conmovió profundamente el alma de Herodes. A través de Juan, él le mostró al rey Herodes que no era demasiado tarde para cambiar. Por eso el rey seguía posponiendo la ejecución creyendo que podría encontrar la valentía para arrepentirse y cambiar verdaderamente.

Quizá tú no te pones en la misma categoría que Juan el Bautista, pero en cierto sentido eres como él. El Espíritu Santo habita en ti y te invita a acercarte a las personas con el amor y la misericordia de Dios. Tal vez, al igual que Juan, tienes una pasión por la santidad que atrae su atención. O quizá tu sentido de paz le ayuda a otras personas a mantenerse calmados en medio de una crisis. O tu alegría se desborda y anima el espíritu de tus seres queridos.
¿Deseas cultivar estos dones espirituales? Entonces alimenta tu relación con el Señor. Cuanto más tiempo pases con él, más experimentarás su amor y misericordia en tu propia vida. Y eso te hará más atractivo. Habrá algo diferente en ti, algo que te aparta e impacta la vida de los que te rodean.

Una palabra de advertencia: No te desanimes si tienes dificultades para ver el impacto que estás causando en otras personas. Recuerda, Herodes nunca encontró la valentía para reaccionar a las palabras de Juan. Pero el hecho de que fuera necesario que su esposa lo engañara demuestra que estaba comenzando a cambiar. De la misma forma, tú puedes confiar en que el Espíritu Santo usará el ejemplo de tu fe para que causes un impacto en el mundo que te rodea.

“Señor Jesús, te pido que me llenes de tu Espíritu Santo, para que yo pueda acercarme a otras personas y compartirles tu amor.” Amén (Extracto de LPEN)Amén

Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos, dice el Señor.» (Mt 5,10)Amén

Padre nuestro que estás en el cielo, 
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad 
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy 
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos 
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Para el Evangelio del día oprime aquí.

Letanías de la humildad

¡Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón,
escúchame:

del deseo de ser reconocido, líbrame Señor
del deseo de ser estimado, líbrame Señor
del deseo de ser amado, líbrame Señor
del deseo de ser ensalzado, ....
del deseo de ser alabado, ...
del deseo de ser preferido, .....
del deseo de ser consultado,
del deseo de ser aprobado,
del deseo de quedar bien,
del deseo de recibir honores,

del temor de ser criticado, líbrame Señor
del temor de ser juzgado, líbrame Señor
del temor de ser atacado, líbrame Señor
del temor de ser humillado, ...
del temor de ser despreciado, ...
del temor de ser señalado,
del temor de perder la fama,
del temor de ser reprendido,
del temor de ser calumniado,
del temor de ser olvidado,
del temor de ser ridiculizado,
del temor de la injusticia,
del temor de ser sospechado,
Jesús, concédeme la gracia de desear:
-que los demás sean más amados que yo,
-que los demás sean más estimados que yo,
-que en la opinión del mundo,
otros sean engrandecidos y yo humillado,
-que los demás sean preferidos
y yo abandonado,
-que los demás sean alabados
y yo menospreciado,
-que los demás sean elegidos
en vez de mí en todo,
-que los demás sean más santos que yo,
siendo que yo me santifique debidamente.

Cardenal Merry del Val

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