Unos minutos con Dios.
Santa Lucía
Santa Lucía, originaria de Siracusa, vivió entre finales del siglo III (nació alrededor del año 286) y comienzos del IV. El descubrimiento, en 1894, de una inscripción griega en la catacumba de San Juan de la misma ciudad demuestra que la devoción por la santa y su fiesta litúrgica estaban difundidas ya a finales del siglo IV. Su martirio, acaecido durante la persecución de Diocleciano, ha sido cantado en la célebre Pasión, que, siguiendo los estereotipos propios de la tradición hagiográfica, reconstruye la vida de Lucía, una virgen testigo de lo absoluto de Dios. Su nombre fue introducido, tal vez por obra de san Gregorio Magno, en el canon romano.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Mateo 11, 16-19
En aquel tiempo, Jesús dijo: "¿Con qué podré comparar a esta gente? Es semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven a sus compañeros para gritarles: 'Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos canciones tristes y no han llorado'.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: 'Tiene un demonio'. Viene el Hijo del hombre, y dicen: 'Ése es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y gente de mal vivir'. Pero la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por sus obras".
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…
En este tiempo de adviento, es el momento para dejarme asombrar, de dejarme encontrar por tu amor generoso. Permíteme oh Dios, contemplar cómo Tú siendo un Dios poderoso decidiste bajar a esta tierra y hacerte niño.
Tú, mi Dios y Señor, que te haces un niño como otro. Tú que sientes frío como yo lo he sentido, que lloras como yo he llorado, que duerme, que sueña, que necesita de cuidado, de afecto, de calor humano. ¡Este es el mayor signo de amor que me has podido dar! Dame, Señor el don del asombro y la humildad necesaria para acoger tu amor. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Con todo, se comprobará que la Sabiduría de Dios no se equivoca en sus obras.» Amén (Mt. 11,19b)
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén