Unos minutos con Dios.
Catalina “Kateri” Tekakwitha (1656-1680) fue una virgen india de la tribu Mohawk. nació en 1656 de padres iroqueses en la región de Ossernenon, estado de Nueva York, donde, pocos años antes, martirizaron a los jesuitas Jogues, Goupil y de La Lande.
Cuando Kateri tenía cuatro años, la epidemia de viruela golpeó Ossernenon, matando a su madre, a su padre y a su hermano menor, dejandola con graves problemas de vista y en la piel. Sus ojos eran hipersensibles a la luz, por lo que la gente la llamaba “Tekakwitha”, que significa “la que busca el camino” o “la que tropieza con las cosas”.
Las cicatrices de su propia batalla con la enfermedad la alejaron del matrimonio y la llevaron a una vida de santidad y virtud. Cuando los misioneros jesuitas llegaron a la región, lo que hoy es el norte de Nueva York, Santa Kateri pidió ser bautizada.
Mucha gente de su clan Tortuga no pudo aceptar esto y se vio obligada a retirarse a la ciudad de Caughnawaga, al norte del río San Lorenzo.
Muchos han reconocido su brillante ejemplo, incluido Juan Pablo II, quien la beatificó en 1980. Sus afectos incluyen "Lily of the Mohawks" y "Genevieve of New France". Fue canonizada en 2012 por el Papa Benedicto XVI [1]. Santa Kateri Tekakwi
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Evangelio según San Mateo 11, 28-30 En aquel tiempo, Jesús dijo: “Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera”. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia… Señor Jesús, hoy vengo a darte gracias por tu misericordia hacia nosotros, porque nos das la ayuda para nuestros momentos difíciles, cuando algo nos agobia, nos cansa. Pero Tú Señor nos dices lo que debemos hacer cuando estamos cansados: ¡Venid a Mí! Tú eres nuestro descanso. Sólo Tú eres nuestro verdadero descanso. Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: <<Jesús, sencillo y humilde de corazón, concédeme un corazón semejante al tuyo>> (cf. Mt 11,29). Señor, en el silencio de este día que comienza, vengo a pedirte la paz, la prudencia, la fuerza. Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor, ser paciente, comprensivo, dulce y prudente. Ver por encima de las apariencias a tus hijos como Tú mismo los ves y así no ver más que el bien en cada uno de ellos. Cierra mis ojos a toda calumnia, guarda mi lengua en toda maldad, que sólo los pensamientos caritativos permanezcan en mi espíritu, que sea benévolo y alegre, que todos los que se acerquen a mí sientan tu presencia. Revísteme de Ti, Señor, y que a lo largo de este día yo te irradie.