January 4, 2021
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Unos minutos con Dios
Santa Isabel Ana Seton
Isabel Ana Seton Bayley, S.C., fue la primera ciudadana nacida en los Estados Unidos en ser canonizada (14 de septiembre de 1975). Se casó a los 19 años con William Magee Seton. Tuvieron cinco hijos (dos hijos y tres hijas) antes de que William muriera en diciembre de 1803. Fundó la primera escuela católica de la nación, en Emmitsburg, Maryland, donde fundó la primera congregación americana de religiosas, las Hermanas de la Caridad. Empezamos la oración de la mañana: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios. Si es necesario, léala de nuevo usando tu propia Biblia: 1 Carta de San Juan 3, 22–4, 6 Queridos hijos: Puesto que cumplimos los mandamientos de y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de él todo lo que le pidamos. Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio. Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que él nos ha dado, que él permanece en nosotros. Hermanos míos, no se dejen llevar de cualquier espíritu, sino examinen toda inspiración para ver si viene de Dios, pues han surgido por el mundo muchos falsos profetas. La presencia del Espíritu de Dios la pueden conocer en esto: Todo aquel que reconoce a Jesucristo, Palabra de Dios, hecha hombre, es de Dios. Todo aquel que no reconoce a Jesús, no es de Dios, sino que su espíritu es del anticristo. De éste han oído decir que ha de venir; pues bien, ya está en el mundo. Ustedes son de Dios, hijitos míos, y han triunfado de los falsos profetas, porque más grande es el que está en ustedes que el que está en el mundo. Ellos son del mundo, enseñan cosas del mundo y el mundo los escucha. Pero nosotros somos de Dios y nos escucha el que es de Dios. En cambio, aquel que no es de Dios no nos escucha. De esta manera distinguimos entre el espíritu de la verdad y el espíritu del error. Oración: dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo de corazón a Corazón; intercede por tu familia… Oh Dios, toda bondad y generosidad, suplico tu ayuda para hacer tu voluntad en mi vida, que sea capaz de decir: JESUS, tu eres el hijo de Dios bendito, tu eres mi Señor y Salvador. Señor amado, que tu Santo Espíritu me ayude a discernir, quien viene en tu nombre. Amén Contempla la Palabra de Dios (en silencio, deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él.» (1 Juan 3,24)Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
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El texto sintetiza el contenido de la voluntad de Dios y ofrece criterios para reconocer el espíritu de Dios y el espíritu del mundo. Criterios son, ante todo, la fe en Cristo {«que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo»: v. 23a), después el amor fraterno («que nos amemos los unos a los otros»: v. 23b) y, finalmente, la fidelidad a los mandamientos de Dios (que hace posible la comunión con Dios: cf. v. 24). Por esto el Apóstol sugiere algunas actitudes fundamentales para conseguir este objetivo. Primeramente la oración, entendida no tanto como petición de gracias sino más bien como compromiso personal para cumplir lo que exige (v. 22), y, en segundo lugar, la profesión de fe auténtica en Cristo Jesús y de caridad efectiva hacia los hermanos.