February 5, 2022
Unos minutos con Dios.
Memoria de Santa Águeda, virgen y mártir
En tiempos de la persecución del tirano emperador Decio, el gobernador Quinciano se propone enamorar a Agueda, pero ella le declara que se ha consagrado a Cristo. Para hacerle perder la fe y la pureza el gobernador la hace llevar a una casa de mujeres de mala vida y estarse allá un mes, pero nada ni nadie logra hacerla quebrantar el juramento de virginidad y de pureza que le ha hecho a Dios. Allí, en esta peligrosa situación, Agueda repetía las palabras del Salmo 16: "Señor Dios: defiéndeme como a las pupilas de tus ojos. A la sombra de tus alas escóndeme de los malvados que me atacan, de los enemigos mortales que asaltan. El gobernador le manda destrozar el pecho a machetazos y azotarla cruelmente. Pero esa noche se le aparece el apóstol San Pedro y la anima a sufrir por Cristo y la cura de sus heridas. Al encontrarla curada al día siguiente, el tirano le pregunta: ¿Quién te ha curado? Ella responde: "He sido curada por el poder de Jesucristo". El malvado le grita: ¿Cómo te atreves a nombrar a Cristo, si eso está prohibido? Y la joven le responde: "Yo no puedo dejar de hablar de Aquél a quien más fuertemente amo en mi corazón". Entonces el perseguidor la mandó echar sobre llamas y brasas ardientes, y ella mientras se quemaba iba diciendo en su oración: "Oh Señor, Creador mío: gracias porque desde la cuna me has protegido siempre. Gracias porque me has apartado del amor a lo mundano y de lo que es malo y dañoso. Gracias por la paciencia que me has concedido para sufrir. Recibe ahora en tus brazos mi alma". Y diciendo esto expiró. Era el 5 de febrero del año 251. Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Evangelio según San Marcos 6, 30-34 En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”. Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer. Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia …… Para poder rendir mejor durante su presentación, los cantantes de ópera hacen una pausa para descansar, de la misma forma, los jugadores toman descansos pequeños en el medio de los partidos. Algunos de nosotros necesitamos hacer una siesta para soportar un día duro. Incluso Dios ordenó un día de descanso para su pueblo (Éxodo 20, 8-11). Así de importante es el descanso. Por eso no debe sorprendernos que Jesús y sus discípulos buscarán la oportunidad de descansar y tomar fuerzas después de andar predicando y curando a la gente. Lo que es cierto físicamente lo es todavía más espiritualmente. Es especialmente importante para tu vida de fe que de vez en cuando dediques tiempo a descansar con el Señor. El fallecido Cardenal Hans Urs Balthasar, en su libro Oración, lo describe de esta manera: “Golpeados por la vida, agotados, buscamos un lugar donde estar en silencio, ser genuinos, un lugar de refrescamiento… [donde podamos] restaurar nuestra alma en Dios, para simplemente abandonarnos en él y ganar nuevas fuerzas para vivir” (énfasis añadido). Para simplemente abandonarnos en él puede ser la parte difícil. Al intentar estar en silencio delante del Señor, a la mayoría de nosotros se nos empieza a formar casi instantáneamente una lista de cosas por hacer en nuestra mente. O comenzamos a experimentar culpa por cosas que no hemos hecho. Deja ir eso, respira profundamente e intenta drenar la tensión. Luego trata de imaginar que Jesús está a tu lado. Si la música te ayuda a mantener tus pensamientos en el Señor, pon algo de música de fondo. Pero no le temas a los momentos largos de silencio. Los buenos amigos a menudo se sientan juntos en silencio para disfrutar la compañía del otro, sin necesidad de decir nada. Si surge alguna idea que podría venir del Señor, medita en ella por un rato. Escribe cualquier palabra que creas que Dios podría estarte diciendo o lo que tú pensaste de tu experiencia. Pero aún si no sientes la presencia de Dios, cree que él está contigo de cualquier manera. Tú has respondido a la invitación de Jesús de “vengan… para que descansen un poco” (Marcos 6, 31). ¡Puedes contar con él para refrescarte y renovarte! “Amado Señor, creo que tú me llenarás de fuerza y energía si descanso hoy a tu lado.” Amén (Extracto de LPEN) Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Vengan conmigo a un lugar solitario para que descansen un poco.» (Marcos 6, 31) Amén.Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! Amén.