Unos minutos con Dios.
San Martín de Tours, obispo
Nació en Panonia, hacia el año 316, de padres paganos. Habiendo recibido el bautismo y renunciado a la milicia, fundó un monasterio en Ligugé (Francia), donde practicó la vida monástica bajo la dirección de san Hilario. Más tarde, fue ordenado sacerdote y elegido obispo de Tours. Fue un modelo de buen pastor y fundó otros monasterios, trabajó en la formación del clero y evangelizó a los pobres. Murió en el año 397.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 17,26-37
En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos: “Lo que sucedió en el tiempo de Noé también sucederá en el tiempo del Hijo del hombre: comían y bebían, se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y los hizo perecer a todos.
Lo mismo sucedió en el tiempo de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y construían, pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Pues lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, que no baje a recogerlas; y el que esté en el campo, que no mire hacia atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. Quien intente conservar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará.
Yo les digo: aquella noche habrá dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro abandonado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra abandonada’’.
Entonces, los discípulos le dijeron: “¿Dónde sucederá eso, Señor?” Y él les respondió: “Donde hay un cadáver, se juntan los buitres”.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia……
Señor, dame un corazón deseoso de ti, se tu mi fuerza, mi refugió, mi alimento, ayúdame a mantener mi mirada fija en ti, que el día que vengas por mí, que me encuentre haciendo tu voluntad. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «"El amor consiste en vivir según sus mandamientos”» Amén (2 Jn 6).
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén
Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.
Lectura Espiritual
Jesús, a fin de educar a sus discípulos en el ejercicio de la verdadera esperanza, completa el discurso sobre su última venida. Para que la esperanza no se convierta en utópica (Ťsin lugarť) y para que no produzca fáciles ilusiones, la conjuga Jesús con la fe: ésta nos liga, en efecto, desde ahora a su persona y nos introduce en su misterio de muerte y resurrección. Si la esperanza se conjuga con la fe, entonces, como creyentes, sabemos a quién esperamos y no nos interesa ya cuándo ni cómo tendrá lugar.
Jesús ilustra esta enseńanza suya con dos ejemplos: el de Noé (w. 26ss) y el de Lot (w. 28ss). Estos dos hechos históricos ponen de relieve el carácter inesperado y repentino del diluvio, por un lado, y de la lluvia de fuego, por otro, sólo en apariencia. En realidad, Jesús quiere seńalar con ellos la necesidad de estar preparados para cuando Dios se manifieste en su divino seńorío: preparados para reconocerlo, para ser introducidos por él en el gozo eterno y entrar así en plena comunión con él. La verdadera enseńanza, por tanto, es ésta: no debemos considerar sólo a Noé y a Lot como figuras de los creyentes, sino también a sus contemporáneos, tan bien representa dos por la mujer de Lot (v. 32). Vivían éstos olvidados de Dios y preocupados sólo por los bienes terrenos, y en esta situación fueron sorprendidos por el castigo de Dios; es su ceguera espiritual, su incapacidad para captar el carácter dramático de los tiempos, lo que atrae la atención de Jesús, del evangelista y también la nuestra.