
Unos minutos con Dios
San Luis Gonzaga, religioso (1568-1591)
Nació en el año 1568 cerca de Mantua, en Lombardía, hijo de los príncipes de Castiglione. Su madre lo educó cristianamente, y muy pronto dio indicios de su inclinación a la vida religiosa. Renunció en favor de su hermano al título de príncipe, que le correspondía por derecho de primogenitura, e ingresó en la Compañía de Jesús, en Roma. Cuidando enfermos en los hospitales, contrajo él mismo una enfermedad que lo llevó al sepulcro en 1591.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Mateo 6, 24-34
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no hará caso al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero.
Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento?
¿Y por qué se preocupan del vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan. Pues bien, yo les aseguro que ni Salomón, en todo el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe?
No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas”.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……
Señor, nos enseñaste, que es imposible servir a dos señores. No podemos amar a Dios y al dinero al mismo tiempo, pues uno siempre prevalecerá sobre el otro. Nos mostraste la futilidad de la preocupación excesiva por lo material, como qué comeremos o qué vestiremos. Nos invitaste a observar las aves del cielo que, sin sembrar ni cosechar, son alimentadas por nuestro Padre celestial, y los lirios del campo, más espléndidos que el rey Salomón, vestidos por la mano divina. Nos recordaste que, si Dios cuida de lo pequeño y efímero, ¡cuánto más nos cuidará a nosotros, que valemos mucho más! Nos hiciste ver que la preocupación no añade un solo instante a nuestra vida, y que Él ya conoce nuestras necesidades.
Por eso, nos exhortaste a buscar primero el Reino de Dios y su justicia. Nos aseguraste que al hacer esto, todas las demás cosas necesarias nos serán añadidas. Nos liberaste de la carga del mañana, recordándonos que cada día trae consigo sus propios desafíos y que es suficiente con afrontar el presente. Nos invitaste a confiar plenamente en la providencia divina, dejando a un lado la ansiedad por el futuro, y a poner nuestra fe en Él, quien se preocupa por cada uno de nosotros. Amén.
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «"A cada día le bastan sus propios problemas"» Amén
Ave María
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén