
Unos minutos con Dios
San Juan Crisóstomo, Obispo y Doctor de la Iglesia
San Juan Crisóstomo, cuyo nombre significa "boca de oro", fue un influyente arzobispo de Constantinopla y un destacado Doctor de la Iglesia, conocido por su elocuencia y su ferviente predicación. Nacido en Antioquía alrededor del año 347, dedicó su vida a la defensa de la fe cristiana y a la crítica de la corrupción en la Iglesia y el Estado. Su oratoria lo convirtió en una figura amada por el pueblo y temida por las élites, lo que finalmente le valió el exilio. A pesar de las persecuciones, su legado perduró a través de sus numerosos escritos, en los que expuso una profunda sabiduría teológica y un compromiso inquebrantable con la justicia social. Murió en el exilio en el año 407, dejando una huella imborrable en la historia del cristianismo.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 6, 43-49
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos.
El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón.
¿Por qué me dicen ‘Señor, Señor’, ¿y no hacen lo que yo les digo? Les voy a decir a quién se parece el que viene a mí y escucha mis palabras y las pone en práctica. Se parece a un hombre, que, al construir su casa, hizo una excavación profunda, para echar los cimientos sobre la roca. Vino la creciente y chocó el río contra aquella casa, pero no la pudo derribar, porque estaba sólidamente construida.
Pero el que no pone en práctica lo que escucha, se parece a un hombre que construyó su casa a flor de tierra, sin cimientos. Chocó el río contra ella e inmediatamente la derribó y quedó completamente destruida”.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……
Señor Jesús, lléname de tu bondad y sabiduría para poner en práctica tus palabras. Sin tus fuerzas no soy nada y mi esfuerzo es en vano. Quiero construir sobre el único cimiento que puede sostenerme aun en momentos de tormentas.
Cuando no comienzo mi día cimentado en la oración, y con tu palabra— el estrés y las preocupaciones me ahogan. La oración y tu palabra marca la diferencia. Ayúdame a recibir la gracia de escuchar y dejar que tu palabra me transforme.
Señor, tú eres mi roca. Te pido humildemente que me ayudes a edificar mi vida sobre ti poniendo en práctica tu palabra. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Nosotros predicamos a Cristo crucificado: a Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios.» 1 Cor 1, 23-24
Memorare
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
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