Unos minutos con Dios.
Memoria de san Josafat, obispo y mártir
Nació en Ucrania hacia 1580 de padres ortodoxos; se convirtió a la fe católica e ingresó en la Orden de San Basilio. Ordenado sacerdote y elegido obispo de Pólotzk, trabajó infatigablemente por la unidad de la Iglesia. Perseguido a muerte por sus enemigos, sufrió el martirio en 1623.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 18- 1-8
En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola:
“En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: ‘Hazme justicia contra mi adversario’.
Por mucho tiempo, el juez no le hizo caso, pero después se dijo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga molestando”.
Dicho esto, Jesús comentó: “Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra?”
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….
Señor, concédeme las energías de tu Espíritu, para perseverar en la oración, la contemplación de tu Palabra, hasta que mi vida se convierta en oración. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «En el corazón de los justos resplandece la bondad del Señor”» Amén (de la liturgia).
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.
Lectura Espiritual
¡Señor, enséñame a orar!
Tu oración consistía, a veces, sólo en una mirada dirigida al cielo antes de actuar o en una breve invocación; otras veces consistía en una expresión de abandono, en un grito de reparación, en un agradecimiento filial o en una manifestación de la voluntad del Padre.
Era una oración dulce y gozosa, pero también una oración de tensión cuando se acercaba la última hora, de miedo y de angustia al beber el cáliz. Orabas solo o con otros, de noche o por la mañana, de pie o sentado, en el desierto o en la soledad absoluta de tu alma. Orabas siempre, porque - a diferencia de los fariseos- tu oración se convertía en vida, y tu vida -expresión de tu fe- era una efusión de la oración.
¡Señor, enséñame a vivir!