Memoria de San Joaquín y santa Ana, padres de la Santísima Virgen María

"El que tenga oídos, que oiga".
July 26, 2023
San Mateo 13 1 9

Unos minutos con Dios.

 

 

Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:

 

Primera Lectura Según el Evangelio de San Mateo 13, 1-9

Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:

"Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; ahí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; pero cuando subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga".

 

Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……

 

Una vez salió un sembrador a sembrar. (Mateo 13, 3)

 

Puede ser fácil saltarse esta frase debido a que se encuentra al principio de la parábola de Jesús. Pero en estas pocas y simples palabras, Jesús nos ilustra al Padre sembrando generosamente. Tomemos unos minutos para meditar en esta verdad.

 

Imagina la entusiasta anticipación de un agricultor que está por sembrar su cosecha. Ya ha escogido el terreno, ha labrado y preparado la tierra y ha seleccionado las semillas. Ya está vislumbrando la cosecha que podrá recolectar. Ha planeado cómo cuidará del campo durante la temporada de siembra y cosecha para que la tierra produzca un buen fruto. Y así, con las semillas en la mano, el sembrador sale a sembrar.

 

Nuestro Padre celestial es como el sembrador. Cuidadosamente nos escogió y diseñó planes para nosotros aun antes de que naciéramos (ver Jeremías 1, 5). Ahora, cuando nos mira, anticipa con entusiasmo la obra que realizará en nuestra vida y el fruto que daremos.

 

Dios conoce muy bien los caminos difíciles, el suelo rocoso y las espinas que se encuentran en nuestro corazón. Conoce las distracciones, la superficialidad y las preocupaciones que enfrentamos. Pero aun cuando la tierra de nuestro corazón parezca hostil, Dios siembra la semilla de su palabra. El Señor confía en que nuestro corazón se volverá más fértil. Durante los tiempos difíciles, cuando clamamos a él y hacemos nuestro mejor esfuerzo por aceptarlo, esas circunstancias de vida “aran la tierra” y nos ayudan a ser más fructíferos.

 

Dios tiene un suministro ilimitado de distintos tipos de semillas para sembrar en nuestro corazón. Un día puede ser una lectura de la Misa o una meditación. Otro día puede ser algo que un amigo o familiar nos dice. El Señor sabe cuál es el mejor momento para plantar estas semillas y el momento exacto en que estaremos receptivos a ellas para que puedan arraigarse en nosotros.

 

¿Y el fruto que puede nacer de la siembra de Dios? Un día, descubrirás que el amor está creciendo por ese familiar que te cuesta tolerar. O que estás orando más y tienes más paz en vez de preocuparte como te sucedía antes. O hablas con un vecino que sufre y le ofreces consuelo y esperanza.

¡Todo esto porque Dios, el sembrador, salió a sembrar!

 

“Padre, te pido que tu Palabra produzca mucho fruto en mi vida.”

 

Amén (Extracto de LPEN)

 

Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.

 

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Obtendrán la bendición de Dios, y Dios, su salvador, les hará justicia.» Sal 24 (23), 5

 

Oración por nuestros difuntos

Señor, Maestro Bueno,
recibe en tu paz a los que mueren, especialmente a aquellos
con quienes estamos ligados por la justicia y el amor:
nuestros parientes, bienhechores, hermanos de comunidad y amigos.
Te pedimos por las personas que en el mundo tuvieron mayor responsabilidad:
los sacerdotes, los gobernantes de las naciones, las autoridades religiosas,
las personas consagradas a tu servicio.
Te pedimos también por los que mueren abandonados sin la asistencia sacerdotal,
y luego son olvidados por todos.
Por las víctimas de los accidentes de tránsito, por los suicidas,
y los que mueren a causa del odio entre los hermanos.
Por los niños inocentes, cuyas vidas fueron cercenadas antes de nacer.
Te pedimos por todos aquellos que se entregaron con un amor grande
a Ti y a los hombres.
Jesús Maestro, recíbelos pronto a todos en la felicidad de tu Reino,
por mediación de María.

Amén

                                                       

¡Oren por Kerygma Comunidad Misionera Evangelizadora! ¡Que Dios nos mantenga a todos los misioneros, fieles a la misión encomendada!

 

Para las lecturas del día, por favor vaya aquí.

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