June 28, 2021

Unos minutos con Dios.
Memoria de san Ireneo, obispo, que, como atestigua san Jerónimo, de niño fue discípulo de san Policarpo de Esmirna y custodió con fidelidad la memoria de los tiempos apostólicos. Ordenado presbítero en Lyon, fue el sucesor del obispo san Potino y, según cuenta la tradición, murió coronado por un glorioso martirio. Debatió en muchas ocasiones acerca del respeto a la tradición apostólica y, en defensa de la fe católica, publicó un célebre tratado contra la herejía Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Libro de Génesis 18, 6-33. Los tres hombres que habían estado con Abraham se pusieron de pie y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham los acompañaba para despedirlos. El Señor dijo entonces: “¿Acaso le voy a ocultar a Abraham lo que voy a hacer, siendo así que se va a convertir en un pueblo grande y poderoso y van a ser benditos en él todos los pueblos de la tierra? Yo lo he escogido para que enseñe a sus hijos y a sus descendientes a cumplir mi voluntad, haciendo lo que es justo y recto, y así cumpliré lo que le he prometido”. Después el Señor dijo: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es grande y su pecado es demasiado grave. Bajaré, pues, a ver si sus hechos corresponden a ese clamor; y si no, lo sabré”. Los hombres que estaban con Abraham se despidieron de él y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham se quedó ante el Señor y le preguntó: “¿Será posible que tú destruyas al inocente junto con el culpable? Supongamos que hay cincuenta justos en la ciudad, ¿acabarás con todos ellos y no perdonarás al lugar en atención a esos cincuenta justos? Lejos de ti tal cosa: matar al inocente junto con el culpable, de manera que la suerte del justo sea como la del malvado; eso no puede ser. ¿El juez de todo el mundo no hará justicia?” El Señor le contestó: “Si encuentro en Sodoma cincuenta justos, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos”. Abraham insistió: “Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Supongamos que faltan cinco para los cincuenta justos, ¿por esos cinco que faltan, destruirás toda la ciudad?” Y le respondió el Señor: “No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco justos”. Abraham volvió a insistir: “Quizá no se encuentren allí más que cuarenta”. El Señor le respondió: “En atención a los cuarenta, no lo haré”. Abraham siguió insistiendo: “Que no se enoje mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si hubiera treinta?” El Señor le dijo: “No lo haré, si hay treinta”. Abraham insistió otra vez: “Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran sólo veinte?” El Señor le respondió: “En atención a los veinte, no la destruiré”. Abraham continuó: “No se enoje mi Señor, hablaré sólo una vez más. ¿Y si se encuentran sólo diez?” Contestó el Señor: “Por esos diez, no destruiré la ciudad”. Cuando terminó de hablar con Abraham, el Señor se fue y Abraham volvió a su casa. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….. “Ante todas las cosas pongamos en el primer lugar de nuestra oración, que es la entrada de ella, un sincero hacimiento de gracias; y en el segundo lugar suceda la confesión y contrición, que salga del íntimo afecto de nuestro corazón; y después de estas dos cosas signifiquemos nuestras necesidades a nuestro Rey, y hagámosle nuestras peticiones. No uses de palabras adornadas y elegantes en la oración, porque muchas veces las palabras de los niños pura y simplemente dichas, y casi tartamudeando, bastaron para aplacar a su Padre, que está en los cielos. No trabajes por hablar demasiadas palabras en la oración, porque no se distraiga tu espíritu, inquiriendo y buscando muchas cosas que decir. Amén (SCE) Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «El Señor es compasivo y misericordioso.» AménPadre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
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"Sígueme"
Balaam había profetizado: «¡Qué bellas las tiendas de Jacob y las moradas de Israel!» (Nm 24,5). Aquí, Jacob es el símbolo de los hombres perfectos en acciones y en actos, e Israel los buscadores de la sabiduría y del conocimiento... Se dirá de aquel que ha llevado a cabo y esperado la perfección de sus obras que la perfección de sus obras es su casa, su bella casa. Por el contrario, los que trabajan en la sabiduría y el conocimiento, no hay término para sus esfuerzos –porque ¿Dónde estará el límite de la sabiduría de Dios? Cuanto más uno se le acercará más descubrirá en ella sus profundidades; cuanto más la escrutará, más comprenderá su carácter inefable e incomprensible, porque la sabiduría de Dios es incomprensible e inestimable. Para estas personas, pues, que se adelantan en el camino de la sabiduría de Dios, Balaam no alaba sus moradas, porque todavía no han llegado al término del viaje, sino que admira las tiendas con las cuales siempre se desplazan y progresan continuamente... Cualquiera que progresa en el conocimiento de las cosas de Dios y ha adquirido una cierta experiencia en este terreno, lo sabe bien; apenas llegado a alguna apreciación, a alguna comprensión de los misterios espirituales, el alma permanece en ella como en una tienda; y después de haber explorado otras regiones, después de haber hecho sus primeros descubrimientos..., plegando, en cierta manera, su tienda, la planta más alto, y por un momento establece allí la morada de su espíritu... Es así que «sigue corriendo» (Flp 3,13), se adelanta como los nómadas con sus tiendas. Jamás es el momento en que llega adonde el alma abrasada por el fuego del conocimiento de Dios puede darse un tiempo de descanso; continuamente se lanza de bien en mejor, y de este mejor a las más grandes alturas.