Unos minutos con Dios.
Memoria de San Carlos Borromeo, obispo
Memoria de San Carlos Borromeo, obispo, que nombrado cardenal por su tío materno, el papa Pío IV, y elegido obispo de Milán, fue en esta sede un verdadero pastor fiel, preocupado por las necesidades de la Iglesia de su tiempo, y para la formación del clero convocó sínodos y erigió seminarios, visitó muchas veces toda su diócesis con el fin de fomentar las costumbres cristianas y dio muchas normas para bien de los fieles. Pasó a la patria celeste en la fecha de ayer (1584).
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 16, 1-8
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: ‘¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador’. Entonces el administrador se puso a pensar: ‘¿Qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan’.
Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: ‘¿Cuánto le debes a mi amo?’ El hombre respondió: ‘Cien barriles de aceite’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta’. Luego preguntó al siguiente: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’ Este respondió: ‘Cien sacos de trigo’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo y haz otro por ochenta’.
El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz’’.
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……
El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. (Lucas 16, 8)
Quizá este versículo te sorprendió. ¿Por qué reconocería el amo la habilidad de su administrador? Ya este había sido castigado por despilfarrar la propiedad de su amo. Y ahora estaba haciendo algo que parecía aún peor, ¡le estaba diciendo a los deudores de su amo que redujeran su deuda! ¡Y estas no eran deudas pequeñas! Cien barriles de aceite de oliva podrían traducirse en ochocientos galones.
Pero fijémonos en lo que este administrador realmente estaba haciendo. Como hacían otros administradores, probablemente había estado inflando el monto de lo que los deudores de su amo debían y dejándose el dinero adicional para él. Al disminuir la deuda, estaba renunciando a sus propias ganancias, no causando pérdidas a su amo. Él sabía que pronto se quedaría sin trabajo y posiblemente nadie querría emplearlo, así que les dio a los deudores un respiro con la esperanza de que ellos lo ayudaran después. ¡Este astuto administrador corrigió sus fraudulentos libros de contabilidad e hizo amigos en el proceso!
Jesús desea que nosotros aprendamos de este administrador, no de su deshonestidad, sino de su astucia y capacidad de pensar en su futuro. Nosotros podríamos tener o no riqueza material, pero todos somos “administradores” de los dones de Dios. Podemos ser tan creativos como este administrador cuando pensemos en la forma en que utilizaremos lo que Dios nos ha dado para ayudarnos a nosotros y a los demás. Un día nuestra “administración” terminará, nuestros recursos solamente son temporales y por eso debemos utilizarlos para edificar el reino de Dios aquí y ahora para que un día podamos entrar en las moradas eternas del cielo (Lucas 16, 9).
Presta atención a lo que estás haciendo con los bienes que tienes. ¿Cómo puedes beneficiar al reino de Dios aquí en la tierra con tus dones? ¿Cómo puedes utilizar tus recursos para el bien de otras personas? Como hijo de Dios, no tienes que actuar por temor como lo hizo el administrador. Puedes tener la seguridad de que tu Padre celestial nunca te abandonará. ¡Sé creativo! Ofrece gratuitamente los dones que Dios te ha concedido, y en el proceso, construye su reino.
“Señor, te pido que me ayudes a ser un buen administrador de todo lo que me has dado.” Amén (Extracto de LPEN)
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Buscaré a mis ovejas, dice el Señor, y les daré un pastor que las apaciente, y yo, el Señor, seré su Dios.» Amén. (Ez 34:11, 23-24)
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén.
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