
Unos minutos con Dios.
Nuestra Señora María Reina
El pueblo cristiano, movido de un certero instinto sobrenatural, siempre reconoció la dignidad regia de la Madre del «Rey de reyes y Señor de señores». Al ser Madre de Dios, María se vio adornada por él con todas las gracias. Fue constituida Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres y de los ángeles. Es tan Reina poderosa como Madre cariñosa. Esta fiesta litúrgica fue instituida por Pío XII, y se celebra ahora en la Octava de la Asunción, para manifestar claramente la conexión que existe entre la realeza de María y su asunción a los cielos. La piedad del medioevo fue la que comenzó en Occidente a saludar con el título de Reina a la Santísima Virgen Madre de Dios, invocándola con las palabras: Salve, Regina; Ave, Regina caelorum; Regina caeli, laetare.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?"
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas".
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia ……
Gracias, Señor por llamarme con todo el amor y la misericordia de tu corazón para ser uno de tus discípulos, para servir a mis hermanos de una forma sincera y gratuita, para poder amarlos en tu nombre. Amén
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu Corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.”» Amén
Acordaos,
oh piadosísima Virgen María,
que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido
a tu protección,
implorando tu asistencia
y reclamando tu socorro,
haya sido abandonado de ti.
Animado con esta confianza,
a ti también acudo, oh Madre,
Virgen de las vírgenes,
y aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados,
me atrevo a comparecer
ante tu presencia soberana.
No deseches mis humildes súplicas,
oh Madre del Verbo divino,
antes bien, escúchalas
y acógelas benignamente. Amén