Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio según San Lucas 3, 18-21
En aquel tiempo, Jesús dijo: "¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas".
Y dijo de nuevo: "¿Con qué podré comparar al Reino de Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina y que hace fermentar toda la masa".
Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….
Oh Señor, sembrar -y esto es algo que nos enseña la experiencia- requiere atención para que el terreno sea fértil, vigilancia para que las malas hierbas no ahoguen la semilla, paciencia porque el desenlace no es seguro hasta la cosecha. Hacer fermentar la masa también es un trabajo comprometedor, pleno de delicadeza y de cuidados para que, por medio del calor propicio y el tiempo necesario, aumente el volumen de la masa y no quede sin fermentar. Lo mismo supone trabajar por ti y por las almas.
Ahora bien, tu mandato, oh Señor, es mucho más radical: es preciso que nos convirtamos en semilla y en levadura. Y esto es algo que me hace temblar, porque debo hacer la parte que me corresponde, pero requiere, sobre todo, entrega total, transformación profunda y muerte para dar comienzo a nuevas vidas.
Oh Señor, dame coraje para no desertar, dame fuerza para perseverar, dame celo para hacer florecer tu amor en esa parte del mundo en la que no ha fermentado la levadura. Señor, dame esperanza para entrever tu gloria junto con mis hermanos y hermanas. Amén (CDE)
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: ‹‹Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor›› Amén
Padre Nuestro, que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu Reino,
hágase tu Voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Dános hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
así como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén
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