Unos minutos con Dios.
Santa María Faustina Kowalska
(Głogowiec, 25 de agosto de 1905 - Cracovia, 5 de octubre de 1938). Llamada Apóstol de la Divina Misericordia, fue una religiosa y mística polaca de la orden de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia. Los teólogos la consideran entre los más notables místicos del cristianismo. Su confesor, el beato Michał Sopoćko, le pidió que escribiera sus vivencias en un diario espiritual, que consta de varios cuadernos. Fue canonizada por san Juan Pablo II el 30 de abril de 2000, día en que también instituyó la fiesta de la Divina Misericordia.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Evangelio según de San Lucas 10, 38-42 En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: “Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude”. El Señor le respondió: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….. Señor, te presento todas mis preocupaciones antes de empezar este tiempo de oración y te pido que al escuchar tú voz me ayude a actuar de acuerdo a tu voluntad. Amén Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica, dice el Señor.» AménTomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén.
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