Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia:
Evangelio Segun San Lucas 21, 1-4
En aquel tiempo, alzando Jesús la mirada, vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir.
Hoy en este evangelio de San Lucas, se nos pone de ejemplo una pobre viuda que dió todo, abandonanse a la providencia de Dios. Es mas alegre el que da que el que recibe, por que es mas alegre el que ha superando su egoism o su avaricia al servicio de otros. Podemos tomar esta viuda como el ejemplo de muchas personas desprendidas, capaces de hacer felices a los demás asegurando su propia felicidad al saber compartir lo que tiene.
Tambien en este evangelio nos deja una bella enseñanza, socorrer a una persona en necesidad, no es desprenderme de lo que me sobra, sino compartir lo que tengo, desde una actitud de Caridad. Esta es la enseñanza del evangelio, sirviendose de ejemplo de la viuda.
Contempla la Palabra de Dios en silencio deja actuar en ti al Espiritu de Dios. Actua y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Gracias Señor te doy, por que al poner el ejemplo de la viuda que dio todo, me invitas a desprenderme de mis egoismos y ayudar a otros que necesitan de mi, con una actitud cristiana de caridad y amor.
Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: “Dichoso el que se apiada y presta”. Salmo 111
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén.
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