Lunes de la III semana de Cuaresma

March 8, 2021

Unos minutos con Dios.

Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Lectura de 2da de Reyes 5, 1 - 15 En aquellos días, Naamán, general del ejército de Siria, gozaba de la estima y del favor de su rey, pues por su medio había dado el Señor la victoria a Siria. Pero este gran guerrero era leproso. Sucedió que una banda de sirios, en una de sus correrías, trajo cautiva a una jovencita, que pasó luego al servicio de la mujer de Naamán. Ella le dijo a su señora: “Si mi señor fuera a ver al profeta que hay en Samaria, ciertamente él lo curaría de su lepra”. Entonces fue Naamán a contarle al rey, su señor: “Esto y esto dice la muchacha israelita”. El rey de Siria le respondió: “Anda, pues, que yo te daré una carta para el rey de Israel”. Naamán se puso en camino, llevando de regalo diez barras de plata, seis mil monedas de oro, diez vestidos nuevos y una carta para el rey de Israel que decía: “Al recibir ésta, sabrás que te envío a mi siervo Naamán, para que lo cures de la lepra”. Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras exclamando: “¿Soy yo acaso Dios, capaz de dar vida o muerte, para que éste me pida que cure a un hombre de su lepra? Es evidente que lo que anda buscando es un pretexto para hacerme la guerra”. Cuando Eliseo, el hombre de Dios, se enteró de que el rey había rasgado sus vestiduras, le envió este recado: “¿Por qué rasgaste tus vestiduras? Envíamelo y sabrá que hay un profeta en Israel”. Llegó, pues, Naamán con sus caballos y su carroza, y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo. Éste le mandó decir con un mensajero: “Ve y báñate siete veces en el río Jordán, y tu carne quedará limpia”. Naamán se alejó enojado, diciendo: “Yo había pensado que saldría en persona a mi encuentro y que, invocando el nombre del Señor, su Dios, pasaría la mano sobre la parte enferma y me curaría de la lepra. ¿Acaso los ríos de Damasco, como el Abaná y el Farfar, no valen más que todas las aguas de Israel? ¿No podría bañarme en ellos y quedar limpio?” Dio media vuelta y ya se marchaba, furioso, cuando sus criados se acercaron a él y le dijeron: “Padre mío, si el profeta te hubiera mandado una cosa muy difícil, ciertamente la habrías hecho; cuanto más, si sólo te dijo que te bañaras y quedarías sano”. Entonces Naamán bajó, se bañó siete veces en el Jordán, como le había dicho el hombre de Dios, y su carne quedó limpia como la de un niño. Volvió con su comitiva a donde estaba el hombre de Dios y se le presentó, diciendo: “Ahora sé que no hay más Dios que el de Israel”. Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….. Señor, a través del sacramento de la reconciliación “confesión” Tu nos sanas de la lepra que es el pecado. Gracias Señor por que nos sigues guiando a través de estos profetas actuales que nos siguen invitando a reconciliarnos  contigo. Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:  "Envíanos, Señor, tu luz y tu verdad" (Sal 42,3).

 Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti. Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén

Para las lecturas del dia, por favor vaya aquí.

Para Lectura Espiritual

El pecado daña nuestra relación con Dios y el prójimo.

En los Evangelios, Jesús enseña que el amor a Dios y el amor al prójimo están íntimamente conectados (Mt 22:38-39; Mc 12:29-31). Cuando pecamos contra los necesitados por no actuar con compasión hacia ellos, ignoramos a Cristo mismo (Mt 25:31-46). En las palabras del papa Benedicto XVI: “Cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios” (Deus Caritas Est [Dios es amor], no. 16). El pecado rompe nuestra relación con Dios, y también con otros miembros del Cuerpo de Cristo (Catecismo de la Iglesia Católica [CIC], no. 1440). Tómese un momento para considerar maneras en que ha infringido alguno de los Diez Mandamientos: ¿Hay falsos “dioses” (por ejemplo, cosas materiales, placer, etc.) que haya puesto por encima de Dios y otras personas? ¿Ha tratado a familiares u otras personas con falta de respeto? ¿Ha mentido, hablado mal de alguien, engañado o robado? El pecado no es nunca un asunto individual. El pecado daña nuestras relaciones con los demás y con toda la creación. Así pues, el pecado nunca es un asunto puramente individual y tiene dimensiones sociales (papa Benedicto XVI, Sacramentum Caritatis [Sacramento de la caridad], no. 20; Juan Pablo II, Reconciliatio et Paenitentia [Reconciliación y la penitencia], no. 15). fuente: Los Sacramentos y la Misión Social 

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