June 10, 2019


Unos minutos con Dios.
Empezamos la oración de la mañana en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Lee y medita la Palabra de Dios, si es necesario léala de nuevo, usando tu propia Biblia: Carta II de San Pablo a los Corintios 1,1-7. Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y Timoteo, hermano nuestro, deseamos a la Iglesia de Dios que está en Corinto y a todos los cristianos que viven en la provincia de Acaya, la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre lleno de misericordia y Dios que siempre consuela. Él es quien nos conforta en nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos también confortar con la misma fuerza que recibimos de Dios, a los que se encuentran atribulados. Porque así como participamos abundantemente en los sufrimientos de Cristo, así, por medio de Cristo, recibimos también un gran consuelo. Por eso, si sufrimos, es para consuelo y salvación de ustedes; si somos consolados, es también para consuelo de ustedes, para que puedan soportar con paciencia los mismos sufrimientos que nosotros soportamos. Tenemos, pues, una firme esperanza en ustedes, porque sabemos que, así como ustedes son nuestros compañeros en el sufrimiento, también lo serán en el consuelo. Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todas mis temores. R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Confía en el Señor y salarás de gusto. Jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias. R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor acampa y los protege. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en él. R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Evangelio según San Mateo 5,1-12. En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, hablándoles así: "Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos, puesto que de la misma manera persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes". Oración, dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, intercede por tu familia…….. Gracias Jesús porque desde el bautismo nos has llamado a continuar tu misión en la Iglesia, por querernos compartir tu misión a todos nuestros hermanos y por el regalo tan grande que nos das de ser tus discípulos y misioneros. Por eso te damos gracias. Perdónanos por las ocasiones que no hemos sido fieles al llamado que nos has hecho y por no dar testimonio de nuestro bautismo, por las veces que hemos descuidado nuestra encomienda de ser verdaderos discípulos y por las ocasiones que no hemos dado la mano a nuestros hermanos necesitados. Por eso te pedimos perdón. Amén Contempla la Palabra de Dios (en silencio deja actuar en ti al Espíritu de Dios). Actúa y conserva la Palabra en tu vida hoy. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos»(Mateo 5,3) Amén Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad. Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan. Amén. .Para la Lectura Espiritual
San Isaac de Stella Dichosos los pobres de espíritu
Todos los hombres, sin excepción, desean la felicidad, pero tienen ideas muy distintas de ella; para uno, está en la voluptuosidad de los sentidos y la suavidad de la vida; para otro, en la virtud; para otro, en el conocimiento de la verdad. Por eso, el que enseña a todos los hombres comienza por enderezar a los que se extravían, dirige a los que se encuentran en camino y acoge a los que llaman a su puerta. Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida endereza, dirige, acoge y comienza con esta palabra: Dichosos los pobres en el espíritu. La falsa sabiduría de este mundo, que es auténtica locura, pronuncia sin comprender lo que afirma; declara dichosa la raza extranjera, cuya diestra jura en falso, cuya boca dice falsedades porque sus silos están repletos, sus rebaños se multiplican y sus bueyes vienen cargados. Pero todas sus riquezas son inseguras, su paz no es paz, su gozo es estúpido. Por el contrario, la Sabiduría de Dios, el Hijo por naturaleza, la mano derecha del Padre, la boca que dice la verdad, proclama que son dichosos los pobres, destinados a ser reyes del reino eterno. Parece decir: «Corréis, pero fuera del camino. Aquí tenéis el camino que conduce a la felicidad: la pobreza voluntaria por mi causa. El reino de los cielos en mí, esta es la dicha. Corréis mucho pero mal, cuanto más rápido vais, más os alejáis de la meta».